Economia

Chapuza a todo tren en Francia

Los nuevos vagones de la red ferroviaria regional, más anchos que los anteriores, obligan a adaptar 1.300 andenes y separar vías

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Los recortes llegan en Francia hasta los andenes. Por un error del que nadie asume la culpa hay que modificar 1.300 de los 8.700 apeaderos de tren existentes en el país. Los 2.000 nuevos vagones de la red regional, 20 centímetros más anchos que los anteriores, no entran en muchas estaciones.

Los ingenieros de la compañía ferroviaria estatal no se tomaron la molestia de tomar medidas antes de realizar el encargo a las empresas constructoras, la francesa Alsthom y la canadiense Bombardier. El cachondeo y la indignación se propagaron ayer a todo tren por el país. Los presidentes de la SNCF, la empresa pública responsable del material rodante y del RFF, el ente que gestiona las infraestructuras, han sido convocados en el Parlamento a dar explicaciones entre un clamor ciudadano de exigencia de dimisiones y de responsabilidades. Nadie se cree que el entuerto vaya a costar sólo los 50 millones en que han sido presupuestadas las obras para paliar las estrecheces.

«Es como si te compras un Ferrari y te das cuenta de que tu garaje no tiene exactamente el tamaño para meterlo porque nunca has tenido uno antes», explicó un portavoz de RFF. El presidente de la compañía argumentó que la comodidad de los pasajeros, en especial la acogida a las personas con movilidad reducida, requería convoyes con la máxima amplitud. «Los andenes tienen 150 años y los trenes son nuevos: con cada nuevo material rodante hay que adaptar la infraestructura», alegó.

Pero el argumento descarriló sin limar asperezas ni apeaderos. Enseguida transcendieron casos de estaciones que han sido remodeladas hace solo tres años y que tendrán que aplicar ahora la forzosa política de recortes. En algunas, como la de Lyon, ha habido que separar más las vías ante el riesgo de que se rozaran las unidades.

Es una situación «rocambolesca y cómicamente dramática», lamentó el secretario de Estado de Transportes, Frééric Cuvillier, quien exigió una investigación interna. «Es alucinante y no se entendería que los dirigentes sigan tranquilamente viendo pasar los trenes», dijo el secretario general del Partido Socialista, Jean-Christophe Cambadélis. «Kafkiano», sentenció el presidente de la UMP conservadora, Jean-François Coppé.

Las obras de adecuación, iniciadas el año pasado y programadas hasta 2016, ya se han realizado en unas 300 estaciones. Quedan 900 por adaptarse a la acogida de los 341 convoyes encargados -aunque su entrega va con retraso- por un importe de 15.000 millones de euros.