El carrusel de coros y la Macarena
Actualizado: GuardarEl afán de nuestro Ayuntamiento por acotar la fiesta y controlar al público con el argumento de evitar trágicos incidentes, está descafeinando ésta de una forma brutal. Como ejemplo os diré que el carrusel de coros del domingo de piñata insólitamente terminó a las seis de la tarde. No había nadie esperando a los coros, por supuesto nos buscamos la vida. Para evitar bullas nuestro Consistorio prohíbe que todos los coros, o en su mayoría, vayan juntos a la plaza y los reparte por toda la ciudad. Antiguamente en el mercado nos juntábamos para cantar catorce o quince coros y aquello duraba hasta las diez de la noche. El público esperaba a los punteros hasta el final, por muy cruel que suene, pero en esa espera escuchaban al resto con respeto y ambos se lo pasaban de muerte. Hoy en día se separan a los grupos punteros por todo Cádiz y la gente lo buscan allí donde comienzan o por donde mejor puedan oírlos. Este cambio se argumenta que es un gran peligro tal multitud de personas y que es incontrolable, por lo que solamente ocho coros se colocan alrededor de la plaza, o sea dos por cada lado. Los carruseles pierden su encanto en cuanto no hay público y en tanto los coros no se enfrentan entre sí con sus coplas. Más de treinta años de carruseles modernos y nunca ha pasado nada grave salvo pequeñas avalanchas, alguna ambulancia y ciertas riñas particulares, como en cualquier fiesta popular. ¿Deberían por esa regla controlar el salto a la reja en el Rocío o la romería de la Virgen de la Cabeza en Andújar? ¿Qué pasaría si a los sevillanos le impusiesen recortes de penitentes en la procesión de la Macarena y que a su Cristo de la Sentencia le obligaran a desfilar con menos 'armaos' y además por otro recorrido distinto al de la virgen para no producir aglomeraciones peligrosas? Estoy seguro de que el alcalde de Sevilla y sus concejales saldrían a gorrazos de allí.
Aquí saldrán también, pero con mayoría otra vez, ya lo verán.