EE UU desafía al espionaje comercial de China
Washington presenta por primera vez cargos en un tribunal contra cinco militares extranjeros por copiar a sus empresas
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarAyer fue el día en que el Gobierno estadounidense dio un golpe sobre la mesa a China. «Ya basta», dijo públicamente el fiscal general, Eric Holder, al presentar por primera vez cargos contra cinco militares chinos que han estado pirateando los servidores de seis compañías estadounidenses en beneficio de las empresas estatales del gigante asiático. «Durante años nos han estado diciendo que si teníamos pruebas que de verdad aguantaran en un tribunal, las presentáramos, y eso es lo que hemos hecho», explicó satisfecho su asistente para Seguridad Nacional, John Carlin.
Las evidencias las ha visto un gran jurado de Pittsburg (Pensilvania), sede de algunas de las empresas pirateadas, que ha dado luz verde para que el caso siga su curso judicial. Es la primera vez en la historia que el Gobierno de EE UU presenta cargos personales contra agentes de otro ejecutivo por espionaje comercial y Holder promete que no será la última. «No toleraremos acciones de ninguna nación que busque sabotear ilegalmente compañías estadounidenses y minar la integridad de la justa competencia en operaciones de libre mercado», bramó.
EE UU admite sin reparos que espía a medio mundo, pero insiste en que sólo lo hace por razones de seguridad nacional y nunca para proporcionar ventaja a las compañías estadounidenses en el mundo. Pero si bien para Washington el libre mercado es el pilar del capitalismo, su sacrosanta religión, para el país comunista el bien del Estado es el bien común. Quizás para romper esa falsa unidad, la fiscalía ha apuntado directamente a cinco individuos concretos de la famosa Unidad 61398. «Por primera vez exponemos las caras y los nombres detrás de los teclados de Shanghái que se usan para robar los negocios estadounidenses», dijo orgulloso su asesor de Seguridad Nacional. «Mientras los hombres y las mujeres de nuestros negocios estadounidenses se pasan los días de trabajo innovando, creando y desarrollando estrategias para competir en el mercado, estos miembros de la Unidad 61398 se pasan los días en Shanghai robando los frutos de su trabajo».
Se trata de Wang Dong, Sun Kailiang, Wen Xinyu, Huan Zhenyu y Gu Chunhui, pertenecientes al Tercer Departamento del Ejército de Liberación del Pueblo, cuyos rostros e identidades han quedado marcados para siempre. Como mínimo, ya no podrán viajar libremente por el mundo por miedo a ser detenidos. Sus fotos aparecen desde ayer en la página del FBI entre los más buscados. No son los jóvenes de pantalón vaquero que Occidente suele encontrar detrás de los piratas informáticos, sino militares de uniforme perfectamente engalanados.
Precios inigualables
Sun Kai Liang, alias 'Jack Sun', contra el que se han presentado 31 cargos criminales, incluyendo conspiración para cometer fraude informático, espionaje económico y robo de secretos comerciales, fue uno de los que pirateó los correos electrónicos de los directivos de la empresa Westinghouse mientras negociaban con la sociedad china SOE los términos de un contrato para construir cuatro plantas nucleares. De camino también se llevó los componentes secretos para construir esas plantas.
Así es como los funcionarios siempre resultaban ser extraordinarios negociadores, los que tomaban las mejores decisiones de negocios. Cuando la empresa SolarWorld perdía rápidamente su cuota de mercado en el mundo frente a los competidores chinos, que ofrecían sus productos a precios inigualables, los cinco piratas militares se hacían con toda la información de costes y precios de la empresa estadounidense para poder batir sus presupuestos.
Será difícil, por no decir imposible, que algún día estos cinco hombres acaben en los tribunales de Pittsburg. El valor de la acción judicial es plantarle cara a China con la esperanza de que frene el espionaje descarado e invasivo que obliga a políticos y hombres de negocios que pisan aquel país a dejar en el avión teléfonos y ordenadores.
Pekín, que habitualmente ignora estas acusaciones, respondió ayer a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Qin Gang, calificándolas de «pura ficción». «Fabricaciones» que «violan seriamente las normas básicas de las relaciones internacionales y dañan la cooperación y la confianza mutua entre China y EE UU», insistió el ministro.
firmas relevantes de energía nuclear, renovables y acero y aluminio se han visto afectadas por el espionaje: Westinghouse Electric, las filiales estadounidenses de la alemana SolarWorld, U.S. Steel, Alcoa y Allegheny Technologies. Y también el sindicato United Steelworkers, el mayor del sector del acero.