Reabre el centenario bar Caliche
La familia Moreno vuelve a la gestión de este emblemático establecimiento de Medina
CÁDIZ. Actualizado: GuardarLos datos que se tienen no son exactos. Si se sabe que uno de sus primeros propietarios fue José Astorga Aguilera que fue el que lo bautizó con el nombre de 'Caliche'. Su hija Tinita, muy conocida en Medina donde ha llegado a ser pregonera de sus carnavales, señala que lo del nombre le vino porque «esto tenía muchas bóvedas y se escalichaba por tos laos».
El Caliche fue el centro de la vida de Medina. Estaba muy cerquita de la parada del autobús, en pleno centro y abría a las cinco y media de la mañana para atender a los viajeros. A mediados del siglo XX el negocio lo adquiere Manuel Pantoja González, aunque lo arrienda y no lo gestiona directamente. En esos años pasaron por el establecimiento muchos de los mejores hosteleros de la ciudad que se formaron tras la barra del bar.
El testigo lo recogió Julio Moreno Diez, el que fuera el primer alcalde de la democracia en Medina. Julio ha sido durante 50 años el alma del establecimiento. Hizo famosos sus caracoles, que hacia su mujer, Loreto Pantoja, y un queso emborrao que el mismo mantenía en grandes tinajas en la trasera del establecimiento y que curaba durante meses.
La barra del bar Caliche en la segunda mitad del siglo XX. Tras el mostrador, muy alto como era costumbre entonces ya que no se servía comida, tan sólo bebida, está Julio Moreno Díez, que aparece fumando. La imagen se conserva en un curioso mural de fotografías antiguas de bares de Medina que hay en el salón de la planta baja.
Julio dejó el negocio en 1996 cuando murió su mujer y decidió marcharse. Ya entonces le ayudaba su hijo, Manolo. Luego lo dejó para estudiar en Cádiz donde se diplomó en Enfermería. Los negocios le llevaron a dejar el bar aunque nunca ha dejado de «echarle un ojito». El local lo tenían arrendado pero seguía siendo de la familia.
Ahora, con 56 años, Manolo, muy conocido en Medina ya que regenta junto a otros socios el Centro Médico de Medina, ha decidido volver de lleno al negocio familiar. «No podía dejar que se perdiera esto», señala. Ha estado año y medio dedicado a restaurar la finca donde estaba alojado. Así el establecimiento cerró a mediados de 2012 y no se ha vuelto a abrir hasta el pasado 30 de abril. Durante todo este tiempo el inmueble ha sido completamente rehabilitado, tratando de recuperar algunos de sus elementos.