Un trabajador en la cadena de montaje de una factoria. :: EFE
Economia

El sector del automóvil pide más protagonismo en la formación de sus empleados

Quiere plena capacidad para gestionar los cursos, impartidos tanto por las empresas como por los sindicatos, y mayores bonificaciones

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El sector del automóvil español reclama «pleno protagonismo» de sus empresas en la organización, gestión de los fondos e impartición de los cursos de formación para sus empleados. La patronal de los fabricantes, Anfac, cree que el actual sistema formativo -tanto de demanda (cursos organizados por las empresas) como de oferta (por parte de los agentes sociales)- presenta demasiadas «limitaciones y deficiencias» que impiden rentabilizar las inversiones en formación realizadas por las empresas del sector. Además, aboga por «incentivar económicamente» una mayor participación de las fábricas en el proceso formativo práctico, tanto en la FP como las prácticas no laborales.

Los fabricantes de automóviles entienden que, una vez alcanzado un escenario de cierta paz social en las relaciones laborales, uno de los retos más grandes que han de afrontar es el de la formación de sus trabajadores. No sólo los de las plantas de producción (que suman unos 60.000) sino también los de la cadena de distribución. Esto es, el personal de los concesionarios, obligado cada vez más a reciclar sus conocimientos sobre el producto que vende. En total, Anfac estima que el sistema formativo alcanza a unos 200.000 trabajadores del sector. «Ya no sólo importan las leyes laborales. Hay que cuidar la gestión del conocimiento. Porque la tecnología se deslocaliza. Pero el talento, no», sostiene Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de Anfac.

La patronal ha hecho llegar al Ministerio de Empleo una serie de propuestas que, a su juicio, contribuirían a sacar más partido del actual sistema formativo. Una de ellas es la de elevar el retorno de la inversión en formación. En virtud de la actual legislación, las empresas que cotizan en formación profesional disponen de un crédito para los cursos que imparten a sus trabajadores que pueden hacer efectivo mediante la aplicación de bonificaciones a la Seguridad Social.

Anfac cree que el crédito asignado a las compañías (el 50% de la cuota de formación) es «claramente insuficiente», al menos para las que cuentan con más de 249 trabajadores. La patronal de los fabricantes recuerda que, de los casi 60 millones destinados el pasado año a cursos formativos, sólo se obtuvo un retorno del 10%. También critica el hecho de que el crédito asignado sea siempre sobre el año anterior, en lugar de aplicarse a cotizacones del ejercicio. Esto supone que, en años de lanzamiento de un nuevo modelo en los que se suele aumentar la plantilla -y por lo tanto, es necesaria más formación- se disponga de un crédito que en realidad está dimensionado para un número inferior de trabajadores.

O que se deba comunicar con siete días de antelación el inicio de los cursos, lo que «impide ocupar tiempos muertos» en el proceso de fabricación. Otra de las «rigideces» del sistema es la que impide bonificar cursos que comienzan en un año y terminan en el siguiente -por ejemplo, de idiomas- de forma que se obliga a las empresas a partirlos en dos, «duplicando el trabajo administrativo».

La patronal de los fabricantes también quiere meter más cuchara en los cursos formativos de oferta, que corren a cargo de los agentes sociales. En su opinión, estos cursos no contemplan en general las demandas reales de los sectores, mercados y empresas. «Los sindicatos pueden ofrecer una buena formación sobre el sector del metal, por ejemplo, pero no sobre cuestiones específicas del motor», explica Féliz Martín Monzú, responsable del área laboral de Anfac. «Sería bueno que el propio fabricante pudiera organizar la formación de oferta de manera complementaria a la de demanda», añade.

El «rol social»

Anfac también pide abordar una reforma de la Formación Profesional Reglada. Como declaración de principios, se ofrece a «ampliar el rol social, ya asumido, de formar nuevos y competentes profesionales a través de este tipo de formación, que concilia la teórica y la práctica». Los fabricantes consideran que es necesario incentivar económicamente «una mayor participación de las empresas en el proceso formativo práctico, tanto de FP como de prácticas no laborales». Al mismo tiempo, recomiendan adecuar los contenidos teóricos de la Formación Profesional «a las verdaderas necesidades de las empresas, mediante la participación de éstas en su diseño».

La filosofía que subyace tras todas estas demandas es que las empresas del sector «puedan convertirse en centros de formación. Porque, ¿quiénes mejor que las fábricas para saber lo que sus empleados necesitan aprender?». Los fabricantes dicen haber encontrado la comprensión tanto del Gobierno -«para ellos, la reforma de la formación es una prioridad», sostienen- como de los sindicatos. «Son plenamente conscientes de que el sistema formativo no puede seguir tal y como está», añaden.