Un grupo de las chicas secuestradas, en una imagen del vídeo difundido por Boko Haram. :: AFP
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«No las liberaremos hasta que vosotros no liberéis a nuestro hermanos»

El líder de Boko Haram se jacta en un vídeo donde se ven a las menores con hiyab tras su conversión al islam

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La aparición de un centenar de niñas cubiertas completamente por el hiyab y recitando el primer capítulo del Corán en un vídeo difundido por internet ha supuesto otro golpe de efecto de Boko Haram y, fundamentalmente, de su líder Abubakar Shekau, convertido en toda una figura mediática. En el audiovisual, de unos 27 minutos de duración, el dirigente radical se dirige a las autoridades para proponer el intercambio de las jóvenes raptadas el pasado 14 de abril en la escuela de Chibok por aquellos miembros de la banda que permanecen en las cárceles nigerianas. «Estas niñas de las que tanto os preocupáis ya han sido liberadas y ¿sabéis cómo? Porque se han convertido en musulmanas», explica con su característico ánimo desafiante y amenaza: «No las liberaremos sino después de que vosotros liberéis a nuestros hermanos».

El cambio de estrategia de la milicia resulta evidente. Tras una aparición inicial a través de la red en la que Shekau se jactaba de su intención de vender a las muchachas, intención que concitó el rechazo planetario y una intensa movilización popular en el país, la segunda entrega propone el trueque, una suerte de solución negociada cuando se halla en marcha una operación militar de rescate que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña, que ha enviado expertos a la zona, y a la que se han sumado Francia, China, la Unión Europea e Israel. El Gobierno español también ha ofrecido su colaboración con un equipo de especialistas en la trata de seres humanos, que se desplazará a Nigeria en los próximos días. La advertencia del comandante radical de que no podrán encontrar las muchachas responde a la pretensión de esta alianza internacional.

La salida de las cárceles de los presos de la organización Jam'atu Ahlis Sunnah Lidda'awati Wal Jihad, conocida popularmente como Boko Haram, también pone el dedo en la llaga de otra grave carencia de la lucha antiterrorista. Amnistía Internacional ha denunciado las constantes violaciones de los derechos humanos practicadas por los cuerpos de seguridad nigerianos, habituados a la tortura y la ejecución sumaria. El ataque radical al cuartel de Giwa, en Maiduguri, permitió la huida de cientos de prisioneros de toda condición, posteriormente abatidos por el Ejército y la Policía.

En la reserva de Sambisa

Las 130 muchachas que recoge el vídeo representan la mitad de las desaparecidas, una circunstancia que puede avalar la tesis de que las jóvenes han sido dispersadas en varios grupos para dificultar su localización, aunque también puede tratarse de aquellas que han aceptado su conversión al islam. Las estudiantes raptadas eran mayoritariamente de fe cristiana y dos de ellas se refieren a esa procedencia, mientras que otra reconoce su raíz musulmana. Las niñas señalan que no han sufrido malos tratos y la apariencia general del grupo es de relativa calma.

El entorno rural en el que se ha llevado a cabo la grabación no puede ser identificado, aunque las autoridades locales apuntan que los guerrilleros se hallan ocultos en la reserva natural de Sambisa, en el estado de Borno, epicentro de su actividad terrorista. Algunas fuentes, sin embargo, señalan que algunas han podido ser trasladadas a Camerún o Chad, dada la porosidad de las fronteras nororientales.

El secuestro de las niñas de Chibok acapara la atención de los medios de comunicación extranjeros, aunque no se trata de la única crisis que sufre el gigante africano, afectado por constantes enfrentamientos interreligiosos y étnicos derivados en baños de sangre. La ciudad de Kachia, en el estado central de Kaduna, se halla bajo toque de queda tras un estallido de violencia entre cristianos y musulmanes, generado por la pretensión de estos últimos de levantar un muro en un terreno en el que suelen practicar sus oraciones.

Mezquitas, iglesias y tiendas fueron quemadas en los disturbios del pasado fin de semana, aunque no hay información sobre víctimas mortales. Las fricciones entre pastores y campesinos también tuvieron otro episodio con la irrupción de hombres armados, presumiblemente ganaderos, en la aldea de Dinya, donde dieron muerte a cuatro vecinos antes de prender fuego a las viviendas.