
Jerez refuerza ser Ciudad del Vino en su primer día de feria
Jornada de turistas y de comidas de amigos se dan cita en las casetas del González Hontoria
JEREZ. Actualizado: GuardarLa Feria de Jerez arrancó tranquila ayer bajo un intenso calor, aunque sin llegar al sofoco. Días de comidas de hermandades, peñas y otros grupos de amigos. Sin embargo, a primera hora, fueron los grupos de turistas los dueños del González Hontoria tras haber acudido antes a la exhibición de la Real Escuela. Pero varios quisieron tener más mundo ecuestre y alquilaron enganches para darse una vuelta por la Feria y el conjunto monumental de la ciudad. «¿El precio, amigo?» -preguntaba un forastero a un cochero-. Tras leve regateo, la carrera baja de 60 a 50 euros. Otros acaban dejándola por 40. Los enganches están matriculados, cuentan con seguro y son supervisados por jinetes de la Policía Local. El delegado municipal de Fiestas, Antonio Montero, dice: «Estoy contento, el trabajo ha merecido la pena. Todo está a punto».
Tiempo, por día y temperatura, para tomarse una copa de fino en su vaso tradicional, el catavino, no como suele suceder, el fin de semana, donde los gatos son pardos y te lo sirven en plástico. Pero hay donde elegir: un total de 205 casetas componen la ciudad efímera que es adornada cada noche por más de un millón de bombillas. Algunas casetas tradicionales, como 'El Ajolí', que regenta Faustino Rodríguez, del bar Juanito, se ha caído del cartel tras décadas. No es lo mismo entrar por La Rosaleda y no ver ese clásico entoldado. Otros caseteros han desistido también montar este año. «He estado dos años seguidos y no me ha merecido la pena entre los gastos que hay que hacer y el calor que se sufre en las cocinas», dice el encargado del bar Córdoba mientras despacha cafés a una clientela que vuelve (o entra) en su primer día.
Ayer fue día de fino. Un Tío Pepe, un La Ina o un Pando para maridar con platos de gastronomía tradicional como ajos camperos, gazpachos (muy bueno el de la caseta de Foro Ciudadano) o, para los sibaritas, con un jamón de Jabugo o un kilo de gambas blancas -selección especial- a cien euros el kilo en un entoldado rociero. A pocos metros, las chicas de Tío Pepe agasajan a los primeros clientes del templete y aguantan 'selfies' -fotografía tomada a uno mismo- sin parar con una sonrisa para todos. Nos sirven dos finos de altura en el nuevo catavino que potencia el aroma y frescor del caldo.
A pesar de las gambas y el jamón, la mayoría de los mortales se conforman con la tortilla de papas y los pimientos con precios entre los seis y diez euros. «Dígame usted qué puedo hacer más con dos niños», dice un hombre que almorzaba con su familia. Las medias botellas se cotizan a seis, según entoldado y marca, mientras las macetas de rebujito -milagroso reconstituyente de origen británico- pueden salir a cinco, aunque en algunos casos los plásticos donde se envasan contienen iceberg capaces de hundir a medio Titanic. Pero Jerez celebra esta Feria ser Ciudad Europea del Vino y no es cuestión de avinagrarse el primer día. Un lunes tranquilo, suave, con una ligerilla brisa que permitía estar en las calles del Real, sin mucho público caldeándose a medida que avanzaba la tarde.
Reunión de medios
Ayer fue también el primer día de recepciones y copas para los medios de comunicación. Ayer Foro Ciudadano y las cooperativas vitinícolas de Aecovi brindaron por el éxito de la Feria y la proclamación de Jerez como Ciudad Europea del Vino, cartel que luce con orgullo en todas las instalaciones. Raúl Ramírez, portavoz de Foro Ciudadano, manifestó que la «feria debe ser una de las referencias para un Gobierno de Jerez. Es la mejor feria del mundo y que se sitúa en el mejor entorno - el parque González Hontoria-. Hay que mimarla y mimarlo, porque es la mejor fiesta del mundo» -insistió-. Carmen Romero, gerente de la citada asociación empresarial, explicó a LA VOZ que la feria debería ser para el vino de Jerez, desde el punto de vista comercial, «como la Navidad para el cava catalán. Pero no lo gestionamos bien. Prácticamente regalamos el vino, los precios son bajos. La Feria no se convierte en un impacto desde el punto de vista comercial, sí publicitario e imagen, desde luego, porque el recinto es magnífico y nos abre puertas». La gerente apostilló que los precios de las medias botellas no son bajos para el cliente, porque montar una caseta es muy caro, pero sí para los productores de los caldos. Aecovi agrupa a la mayoría de los pequeños productores del Marco y cuenta con su caseta.
Como siempre, la Feria se va contando por casetas y por dónde le va a cada uno. Cierto es que ayer se veía poca cerveza y el fino, que dicen que se vende menos cuando aprieta el calor, tiene su salida con el rebujito. Los turistas, empero, preferían la foto clásica con alguna guapa azafata, el catavino en mano y la simulación de subirse en un enganche. Las mujeres vestidas de gitana brillaban por su ausencia salvo algunos grupos. Pero vamos a darle tiempo. La fiesta acaba de comenzar.