Abdelfatah el-Sisi en una entrevista televisiva realizada el pasado 6 de mayo en El Cairo. :: AL YOUM AL SAABI / REUTERS
MUNDO

El-Sisi desaparece de la escena pública en su arranque de campaña

El círculo cercano del ex jefe del Ejército justifica la ausencia del gran favorito a presidir Egipto por las «enormes» amenazas que recibe de los islamistas

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Al ritmo de una atronadora música, con derviches girando en el escenario y una plétora de personalidades políticas, religiosas y de las fuerzas armadas dispuestas a declamarle su apoyo, la campaña del favorito a ocupar la presidencia egipcia, Abdelfatah el-Sisi, arrancó este fin de semana en El Cairo con una importante ausencia: la del propio candidato.

El hombre que lideró el golpe de Estado contra Mohamed Mursi ya había avisado de que su campaña sería diferente. Pero, cuando quedan algo más de dos semanas para la cita electoral, que se celebrará el 26 y 27 de mayo, los egipcios sólo han podido ver a El-Sisi a través de la televisión y de las fotografías que sus asesores muestran tras sus reuniones. En la web de su campaña y hasta hace bien poco, un lacónico «próximamente» recibía a los visitantes en la sección reservada a su programa electoral. Ahora, varios puntos y cifras aleatorias sacadas de sus declaraciones en la única entrevista que ha concedido a la televisión egipcia adornan la página.

Mientras su único rival, el izquierdista Hamdin Sabahi, se recorre el país de arriba abajo explicando su programa electoral para unos comicios que casi con toda seguridad no ganará, El-Sisi se dirige a los egipcios con la misma distancia y desde la misma atalaya que un presidente. A sus seguidores no parece importarles.

El exmariscal, que sacó a relucir la semana pasada en televisión la mano dura que le exigen sus seguidores -aseguró que no habrá reconciliación con los Hermanos Musulmanes y defendió la controvertida ley antiprotestas que ha enviado a la disidencia a la cárcel- encarna para ellos la figura del hombre fuerte que devolverá la ansiada estabilidad a Egipto. El programa, argumentan, es lo de menos.

«En el punto de mira»

Con una foto del que fuera jefe del Ejército vestido aún de militar colgada del cuello, Mohamed Fauzi seguía con atención el desfile de personalidades en el escenario levantado en los jardines del Centro de Conferencias de El Cairo, donde el antiguo mufti del país, Ali Gomaa, rezaba por el candidato que «cumplirá los sueños» del pueblo. «Tenía la esperanza de verlo, la verdad es que me he quedado un poco decepcionado», reconocía este estudiante de Medicina. A su alrededor, miles de personas, en su mayoría familias, coreaban el eslogan de la campaña, «¡Tahia Masr, tahia Masr! (viva Egipto)».

«Las amenazas de seguridad que El-Sisi sufre son enormes», asegura a este diario el general retirado Sameh Seif el-Yazal, cercano al exmariscal, que justifica las ausencias del candidato porque «está en el punto de mira de los Hermanos Musulmanes», grupo al que las nuevas autoridades egipcias culpan de la ola de terrorismo que ha sacudido al país tras el golpe de Estado. En el mitin, a las puertas del lugar donde Hosni Mubarak celebraba los masivos congresos de su partido, pequeños detalles recuerdan aquellos tiempos. Los mismos autobuses para transportar a los seguidores. La falta de separación entre Estado y campaña -las invitaciones fueron enviadas por el centro estatal de prensa-. Pero, para Fauzi, la vuelta al pasado no es posible: «Y si lo intenta, haremos otra revolución».