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Los separatistas del este siguen el manual de Crimea
Alta participación en la consulta de Lugansk y Donetsk a pesar de los enfrentamientos armados con el Ejército de Kiev
SLAVIANSK. Actualizado: GuardarDespués de una noche de combates en Andrivka, a las puertas de la ciudad, los vecinos de Slaviansk acudieron decididos a votar por la independencia desde primera hora de la mañana. El Ejército de Ucrania rodea el bastión insurgente desde hace más de una semana y todos esperaban una operación a gran escala para no permitir la celebración del referéndum, pero las tropas fueron incapaces de frenar la consulta en las provincias de Donetsk y Lugansk. Los rebeldes ya trabajan en el nuevo marco político tras una jornada marcada por la alta participación, las irregularidades, los enfrentamientos armados y cuya próxima parada podría ser Jarkov. Los primeros resultados oficiales hechos públicos anoche por la comisión electoral de los prorrusos de esta región confirmaron la victoria aplastante del 'sí' (89,7% de los votos) en lo que Kiev, pese a carecer del respaldo oficial del presidente ruso, Vladímir Putin, calificó de «farsa criminal» orquestada por Rusia.
Como si siguieran el manual de Crimea, las nuevas autoridades comparecieron ante los medios para adelantar sus primeros pasos que contemplan «nombrar nuevas autoridades militares y civiles» y considerar a «las formaciones militares que sigan en el territorio como ilegales e invasoras», declaró Denis Pushilin, considerado una especie de copresidente de la República Popular de Donetsk (RPD), el nuevo ente político que a partir de ahora quiere incluir a las dos provincias que aspiran a escindirse de Ucrania.
La palabras de Pushilin son un aviso para el Ejército y Guardia Nacional, que mantienen su despliegue en el este del país en el marco de la «operación antiterrorista» ordenada por Kiev y cuyo mayor logro de la jornada fue el asalto a la localidad de Novoaidar, sesenta kilómetros al noreste de Lugansk, que obligó a los separatistas a realizar «una evacuación urgente de la comisión electoral», según informó la agencia Interfax. Además dos personas murieron en Krasnoarmeisk (Donetsk) y varias resultaron heridas en Lugansk cuando la población trataba de impedir la entrada de blindados del Ejército. Como en la península del mar Negro, el fervor prorruso es mayoritario, pero en este caso los separatistas carecen del apoyo oficial de Rusia y de órganos de gobierno operativos que les permitan avanzar con rapidez.
«Cada mortero, cada bala disparada es un voto en contra de seguir en Ucrania», señalaba Nila en el colegio número 15 de Slaviansk. A falta de observadores internacionales, la organización desplegó «observadores civiles», como esta mujer, que decía velar por la limpieza de un proceso alejado de los estándares mínimos debido al contexto en el que se realizó. «Las urnas están selladas y cada vecino debe votar donde le corresponda según su lugar de residencia», informaba Nila mientras comparaba la jornada «con cualquier otra elección celebrada hasta ahora, no hay diferencia». A su lado, Viktor asentía con cada palabra y pedía «coherencia a Europa al valorar la consulta porque si esto no es legítimo, tampoco lo puede ser la actual junta que gobierna el país». Milicianos armados custodiaban el acceso a los centros de voto y patrullaban las calles del bastión insurgente, convertido en el símbolo de la revuelta anti Kiev.
Mientras que casi todos los colegios electorales cerraron sus puertas a las diez de la noche, en Slaviansk lo hicieron antes debido a la delicada situación de seguridad provocada por los choques diarios con el Ejército y la Guardia Nacional. El cuidado de las formas en Slaviansk contrastaba con la flexibilidad a la hora de permitir votar en Donetsk, la capital, donde bastaba con «tener conocidos en la mesa» para depositar la papeleta sin necesidad de mostrar documentación, «lo que permitía votar en varias ocasiones», según fuentes consultadas en la ciudad.
Exitoso llamamiento
Los insurgentes apenas controlan una docena de edificios públicos en el este, pero su llamamiento tuvo éxito, sobre todo en lugares azotados por la violencia como Slaviansk o Mariupol. En la ciudad de medio millón de habitantes a orillas del mar de Azov sólo se pudieron abrir media docena de centros de votación, lo que originó largas colas durante una jornada en la que los medios locales informaron de la muerte de Valeri Androshuk, jefe de la Policía que había desaparecido la víspera. Androshuk fue encontrado ahorcado en la zona del puerto tras ser «condenado a muerte» por un «tribunal popular», según la web Novorossia. Los separatistas acusaban a Androshuk de dar la orden de abrir fuego el viernes en los enfrentamientos que costaron la vida a ocho personas.
Como los separatistas, también el Gobierno interino siguió el mismo guión de la consulta en Crimea y se apresuró a subrayar que el efecto de «un referéndum ilegítimo sobre el estatus de las regiones de Donetsk y Lugansk, inspirado, organizado y financiado por el Kremlin, es nulo desde el punto de vista legal y no tendrá consecuencias legales para la integridad territorial y el sistema estatal de Ucrania». Kiev recibió el respaldo de la comunidad internacional.
En el Club Lenin de Slaviansk, sin embargo, votaban ajenos a las condenas de Kiev y Occidente y seguros de la victoria y del apoyo de Rusia. «Este es un primer paso, el próximo puede ser la anexión a la Federación Rusa, es lo que más nos conviene para poder salir de la crisis económica», reconocía un antiguo soldado del Ejército Rojo tras depositar su papeleta.
El Kremlin de momento no se ha posicionado claramente y aquí, por encima de lo que digan Kiev, Bruselas y Washington, lo que esperan es la opinión del gran líder regional, Vladímir Putin, sobre el nuevo estatus de la RPD que el próximo fin de semana podría celebrar una segunda consulta sobre la anexión a la Federación Rusa. El presidente ruso había pedido el aplazamiento de la consulta para abrir una vía de diálogo, pero el Gobierno de Kiev ve en esta postura una mera estrategia para hacer creer que no tiene influencia sobre los separatistas.