Mercedes Salisachs, el empeño de escribir
Muere a los 97 años la decana de las letras españolas, autora de 40 novelas y ganadora del Planeta con 'La gangrena'
Actualizado: GuardarNo cejó en su empeño de escribir hasta que las nubes enturbiaron su memoria y sus sentidos. Mercedes Salisachs, la decana de las letras españolas, tuvo su última cita con el lector con 96 años cumplidos. Fallecía ayer, con 97, en Barcelona, donde nació y transcurrió su fecunda vida. Autora de casi cuarenta títulos merecedores de una veintena de premios, entre ellos el Planeta que ganó en 1975 con 'La gangrena', murió en la clínica Teknon de la Ciudad Condal. Sus restos recibirán hoy sepultura en el cementerio de Montjuïc. El escritor y académico Pere Gimferrer despedía como «la última gran superviviente literaria de la Guerra Civil» a una creadora «muy culta, formada en la lectura de la novela tradicional hispánica».
«Mi única vocación ha sido escribir», repetía la perseverante narradora de estilo directo y conciso. Mientras la salud se lo permitió tecleó sin desmayo «en una máquina que se cae de vieja, por puro placer y no para triunfar». Concluyó auxilada por su nieta Alejandra 'El caudal de la noches vacías' sobreponiéndose a una parálisis parcial y a graves problemas de vista y audición. Al límite de sus fuerzas, la indoblegable Salisachs mantenía la lucidez a pesar del acoso de la esclerosis lateral amiotrófica diagnosticada hace cinco años. A pesar de la enfermedad acabo la novela que ponía punto final a una carrera de casi siete décadas jalonada con reconocimientos.
Con su narración «más emotiva» esperaba Salisachs mover a la reflexión al lector ofreciéndole «una lección de vida» y «una historia de amor, desengaño, lucha, creencias y moral». «No entiendo la literatura como mero entretenimiento», repetía la casi centenaria autora, que consideraba aburrir al lector como «un crimen de lesa literatura».
Nunca le preocupó la crítica a esta mujer de fuertes convicciones, catalana de clase alta y expresión castellana, madre de cinco hijos, perito mercantil y decoradora profesional. Dejó de escribir durante una década para atender a su marido enfermo, fallecido en 1993, y cumplió su promesa de no escribir en unas memorias «lo que quiero olvidar». «Jamás me importó que se me tratara más como una señora bien que escribe que como una escritora. No me quitó las ganas de escribir», decía al presentar en 2007 'Entre la sombra y la luz', una reflexión sobre la vida y la muerte, «lo único infalible». «Escribo porque Dios me dio esta vocación», afirmaba sobre «la lacra» que le acompañó desde la infancia. «No tengo más remedio que escribir. Lo necesito desde muy pequeña», manifestaba esta 'letraherida' indesmayable, cuya única frustración fue que ninguna de sus duras novelas fuera llevada al cine.
Nacida en una familia de la alta burguesía catalana el 18 de septiembre de 1916, de frágil salud desde la infancia, Mercedes Salisachs Roviralta dejó el colegio para estudiar en su casa. Animada por su padre, en 1932 ingresó en Escuela de Comercio, pero realizó la carrera por libre. Casada en 1935 con José María Juncadella Burés, con quien tendría cinco hijos, huyó de la incivil guerra española a Génova. Regresó a San Sebastián y permaneció en la capital guipuzcoana hasta la toma de Barcelona por los nacionales. Bajo el seudónimo de María Ecín debutó en la novela en 1955 con 'Primera mañana, última mañana'. Reincide en 1956 con 'Carretera intermedia', que optó al Planeta, y ganó el Ciudad de Barcelona por 'Una mujer llega al pueblo', sobre el retorno a su aldea de una mujer embarazada. Fue censurada y no se publicaría hasta el año siguiente, pero fue la catapulta para su carrera. Tachada de franquista, Salisachs criticó y ridiculizaba en la novela al régimen que había respaldado y que desde entonces miró con lupa sus escritos.
Encadenó en los 60 títulos como 'Más allá de los raíles', 'Adán helicóptero', 'Vendimia interrumpida', 'La estación de las hojas amarillas', 'El declive y la cuesta' y 'La última aventura', alternando la escritura con su labor como decoradora e interiorista. Aficionada a la arqueología y a la mitología, era una eficiente políglota capaz de expresarse en alemán, inglés, italiano, francés y portugués y, por supuesto, en catalán.
Finalista del premio Planeta en 1973 con 'Adagio confidencial', lo ganó en 1975 con 'La gangrena'. Inspirada en la trágica y temprana muerte de su hijo Miguel, fallecido con 21 años en un accidente de tráfico, es su novela más famosa -«no la mejor», decía- y conoció casi 60 ediciones. Publicó después 'Viaje a Sodoma', 'El proyecto', 'La presencia' y 'Derribos'. Tras enviudar, regresó a la novela en 1996 con 'Bacteria mutante', continuación de 'La gangrena', 'El secreto de las flores' y 'La voz del árbol'. Ganó en 2004 el premio Fernando Lara por 'El último laberinto', a la que siguieron 'Reflejos de luna' y 'Entre la sombra y la luz'. Cierran su bibliografia y su palmarés 'Goodbye, España', premio de novela histórica Alfonso X el Sabio, que obtuvo por la biografía de Victoria Eugenia de Battenberg, y 'El cuadro'.