Kiev acelera la ofensiva para recuperar el este
La mediación rusa obtiene la liberación de los observadores internacionales que mantenían retenidos los separatistas
DONETSK. Actualizado: Guardar«Tal y como les prometí, celebramos mi cumpleaños y se fueron. Como dije desde el principio, eran mis huéspedes». Así anunció el autoproclamado alcalde de la ciudad de Slaviansk, Viacheslav Ponomariov, la liberación «sin condiciones» de los observadores militares internacionales y ucranianos después de ocho días de secuestro. La noticia se produjo en medio del recrudecimiento de la ofensiva lanzada por el Ejército de Ucrania contra el bastión insurgente del este del país, cercado desde el viernes, y que en las últimas horas se ha extendido a la vecina Kramatorsk.
Los militares europeos -tres alemanes, un polaco, un danés y un checo, otro representante sueco ya había sido liberado por problemas de salud- y su traductor, junto a sus acompañantes ucranianos superaron las barricadas de la insurgencia y los puestos de control del Ejército para llegar hasta Donetsk, desde donde volaron a casa. Occidente respiró a ver superado un problema diplomático de primer orden.
La negociación comenzó hace varios días y fue encabezada por Vladímir Lukín, enviado especial del presidente ruso, Vladímir Putin, que se desplazó en persona a Slaviansk y aclaró que «no han sido intercambiados por nadie. Ha sido un acto voluntario y humanitario. Estamos muy agradecidos al jefe de la ciudad», en referencia a un Ponomariov que se ha convertido en el rostro más popular del movimiento separatista. Lukín subrayó que «nos gustaría que esto fuera seguido por otros actos humanitarios, en particular el cese de los enfrentamientos, y que las partes se sienten en la mesa de negociaciones», un deseo que se enfrenta a una realidad marcada por la escalada de tensión en la provincia de Donetsk y su extensión a otros puntos del sur como Odessa.
«Estamos felices de haber salido, y estamos bien», declaró uno de los observadores liberados, el coronel Axel Schneider, al diario alemán 'Bild'. Éste fue el oficial al que le tocó dar la cara en la rueda de prensa montada por los paramilitares la semana pasada. «Hemos recibido buen trato dentro de las condiciones miserables que vive la ciudad», aclaró Schneider.
«Hay más rehenes»
El día de su captura, el autobús en el que viajaba el equipo de observación fue retenido cuando circulaba por las inmediaciones de Slaviansk. Los milicianos prorrusos les acusaron inmediatamente de ser «espías de la OTAN» y les calificaron de «prisioneros de guerra». En un primer momento aseguraron que solo les liberarían en un intercambio de presos, después exigieron a la Unión Europea el levantamiento de las sanciones contra los líderes de la revuelta, pero finalmente, según ambas partes, se les puso ayer en libertad «sin condiciones».
Fuentes prorrusas consultadas en Slaviansk confirmaron que la liberación se produjo «por la implicación directa de Rusia en el caso» y aseguraron que «hay más rehenes, con lo que no peligran futuros intercambio de prisioneros». Según el Ministerio de Interior, los paramilitares mantienen al menos a otras treinta personas en su poder.
Los militares europeos no pertenecen a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), pero viajaron a Ucrania bajo el amparo de la entidad, que es la encargada de supervisar la aplicación de los Acuerdos de Ginebra del 17 de abril. La OSCE tiene en Ucrania una misión especial de observación civil, con unos 140 expertos repartidos por todo el territorio y cuya presencia está respaldada por los 57 Estados que forman la organización, incluida Rusia.
Ucrania tiene un ojo en Odessa, donde 46 de personas, según los últimos datos de la municipalidad, perdieron la vida en la sangrienta jornada del viernes, y otro en la operación militar lanzada en la provincia de Donetsk. «No nos detenemos», fue el buenos días del ministro de Interior, Arsen Avákov, en su cuenta de Facebook para referirse a la ofensiva de sus tropas, que cercan totalmente Slaviansk y durante la mañana libraron choques con paramilitares en la vecina Kramatorsk.
El responsable de las unidades antiterroristas, Vasyl Krutov, confirmó los «disparos y choques en Kramatorsk». «A lo que nos enfrentamos en Donetsk no es un levantamiento de corto recorrido, es una guerra de verdad», apuntó. En los combates de Kramatorsk, según fuentes rebeldes, «murieron diez personas, todos civiles pacíficos que no llevaban armas», según el testimonio recogido por la agencia rusa Ria-Novosti.
La ofensiva del Ejército se sigue minuto a minuto desde la sede de la gobernación de la República Popular de Donetsk, en la que Kiril Cherkashin, uno de los cinco responsables del comité que prepara el referéndum del próximo día 11, asegura que el poder de Kiev «intenta complicar las cosas para que la gente no pueda votar, pero no importa. Vamos a realizar la consulta bajo cualquier circunstancia y será legítima».