Merkel y Obama hacen frente común y amplían las sanciones
La canciller desoye la petición de los empresarios alemanes y se une a EE UU contra la intervención rusa
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarLas empresas más importantes de Alemania habían advertido a su canciller de que necesitaba ser firme ante EE UU a la hora de evitar mayores sanciones a Rusia, so pena de graves daños para la economía alemana, incluyendo la pérdida de 300.000 puestos de trabajo. Cuando Angela Merkel llegó ayer a la Casa Blanca, el presidente de EE UU la sentó junto a la chimenea bajo el retrato de George Washington y le habló entre susurros. «En cierto momento Obama le echó por encima la mano derecha y le dio una palmadita en el brazo izquierdo con una amplia sonrisa», informaron los periodistas. Tres horas después, defendió públicamente la implementación de amplias sanciones sectoriales a Rusia si impide de alguna manera las elecciones ucranianas del 25 de mayo.
Debió de ser una gran decepción para su antecesor, el excanciller alemán Gerhard Schroder, ahora presidente de Nord Stream, subsidiaria de la empresa de gas natural rusa Gazprom. Como amigo personal de Putin, la semana pasada viajó a San Petersburgo para celebrar con él su 70 cumpleaños.
Pero también para Philipp Missfelder, portavoz parlamentario de asuntos exteriores del grupo de Merkel, que se sumó a la fiesta rusa. O del jefe ejecutivo de Siemens, Joe Kaeser, que visitó a Putin en su residencia días después de la anexión de Crimea. Y para qué hablar de los presidentes de Deutsche Bank y Volkswagen, dos de las grandes empresas alemanas que han advertido a Merkel públicamente de las consecuencias de mayores sanciones.
Obama ya había dicho desde Filipinas que tenía guardada una nueva vuelta de tuerca si Rusia mantenía su posición de interferir en Ucrania, pero ayer fue la primera vez que se anunció una fecha concreta para su implementación. Lo hizo, además, como más daño puede hacer a Rusia, en sacrosanta unión con el Gobierno más poderoso de Europa, a cuya canciller llamó su «mejor amiga en la esfera mundial». «Lo que habéis visto en el curso de los últimos meses durante esta crisis es una extraordinaria unidad en la respuesta de Estados Unidos y la Unión Europea», dijo Obama complacido.
«Hemos ofrecido al mismo tiempo un acercamiento diplomático para resolver el tema, hemos estado unidos apoyando al gobierno de Ucrania en Kiev, tanto diplomática como políticamente, y hemos dicho que aplicaríamos consecuencias a los rusos si continúan con sus acciones. Y eso es exactamente lo que hemos hecho».
Si bien el mandatario reiteró que desea mantener abierta la puerta para que la crisis se resuelva por vías diplomáticas, fue Merkel la que dijo apoyarle en la necesidad de impulsar esa opción con fuertes sanciones. La próxima etapa es la que más temen los empresarios occidentales, la que afectaría a los sectores energético, armamentístico y financiero. Este último podría cerrarle la línea de crédito al comercio ruso, según advirtió Obama. «Si vemos que continúan los disturbios públicos con tanta severidad que alteran las elecciones del día 25, no tendremos otra opción», amenazó, no sin reconocer que ello requería de «extensas consultas» con los 28 países de la UE, «algunos más vulnerables que otros».