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El fuerte descenso del paro en abril dispara la confianza en la economía de EE UU
La primera potencia crea 288.000 nuevos puestos, rebajando el índice de desempleo al 6,3%, su nivel más pequeño desde septiembre de 2008
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarEl raquítico crecimiento del PIB estadounidense entre enero y marzo (0,1%) no ha alterado sustancialmente las previsiones de expansión de la primera economía mundial a lo largo de 2014. Nadie esperaba milagros tras uno de los inviernos más duros que se tienen noticia en el país, de ahí que Wall Street pusiera sordina al mal comportamiento de algunos indicadores clave. Lo normal es un cambio para mejor a partir de esta primavera, como ha demostrado la evolución del empleo en abril. La primera potencia generó 288.000 nuevos puestos, rebajando el índice de paro (6,3%) a su nivel más bajo desde septiembre de 2008. «Estados Unidos, junto con Alemania, Gran Bretaña y posiblemente Japón, están llamados a ser las locomotoras que tiren de la economía mundial este año», señala con moderado optimismo Nariman Behravesh, economista jefe de la prestigiosa consultora Global Insight.
La mayoría de los expertos habían anticipado un retroceso de la actividad económica, lejos del 3,4% registrado la segunda mitad del año pasado aunque nunca por debajo del 1%. Pese al estancamiento, había razones para mantener la esperanza porque el consumo personal no se resintió en estos meses de penurias climatológicas creciendo un saludable 3%. En el otro lado de la balanza, las exportaciones -uno de los puntos fuertes de la era Obama- se desplomaron un 7,6% mientras las empresas cerraron el grifo a la compra de nuevos equipamientos (-5,5%), a la vez que siguió bajando el ritmo de reposición de inventarios.
«Se trata de unos resultados mediocres pero no tan terribles como han sugerido algunos titulares. La demanda de los hogares está creciendo a buen ritmo y el consumo general va mucho mejor de lo que esperábamos», declaró Guy Berger, de la firma RBS. En marzo por ejemplo, los norteamericanos gastaron a un nivel no visto desde antes de la crisis financiera.
Como otros economistas, Berger vaticina una recuperación clara. Con el mismo argumento de fondo, la Reserva Federal aprobó por unanimidad esta semana meter una nueva mordida de 10.000 millones de dólares a su programa de compra mensual de bonos, que ahora se queda en 45.000 millones. En su informe, la institución presidida por Janet Yellen deja constancia de que las recientes penurias de invierno han quedado atrás y «la actividad económica muestras signos de crecimiento». Fiel a la hoja de ruta establecida en su día por Ben Bernanke, la Fed ratifica que concluirá su inyección de capitales a finales de 2014. Sin embargo, no ofrece nuevas pistas sobre cuándo comenzará a subir los tipos de interés a corto plazo, que se han mantenido cerca del 0% desde diciembre de 2008.
Por bien que marchen las cosas, la cuestión en el aire es si el tejido productivo de EE UU será capaz de alcanzar la cota deseada del 3% a finales de año. Sin esa progresión no se vislumbra una mejora sostenida en la creación de empleo, cuya evolución continua experimentado periódicos vaivenes en contraste con el sólido crecimiento de los beneficios empresariales «Hemos estado viviendo por debajo del 3% durante tanto tiempo que la gente se ha acostumbrado a considerar ese escenario como la nueva normalidad», señala Dan North, economista jefe de Euler Hermes, una de las mayores aseguradoras del país. «Pero no se trata de algo normal. Menos de un 3% significa un crecimiento anémico», puntualiza.
Menos mano de obra
Las últimas cifras siguen un patrón familiar desde que la nación iniciara su particular singladura hacia la recuperación a mediados de 2009. A varios trimestres sucesivos de fuerte crecimiento han seguido periodos más sombríos que han neutralizado las ganancias. Las repercusiones de esta dinámica en el mercado laboral han resultado especialmente dañinas, como muestra el desahucio de miles de trabajadores a ese limbo denominado desempleo de larga duración.
Solo en los últimos doce meses se ha producido un descenso en las estadísticas de esos desempleados. En contraste, la mano de obra en su conjunto registró una caída de 806.000 personas en abril, un dato negativo que sitúa la tasa de participación laboral en sus niveles más bajos desde 1978.
Con todo, la creación de 288.000 puestos de trabajo el mes pasado apunta a un periodo de expansión más duradero, solo oscurecido por las posibles repercusiones de la crisis de Ucrania en la economía global. La cifra supone el mayor avance desde enero de 2012 y superó las previsiones de Wall Street, que proyectaban una subida de 210.000. De hecho, sólo el sector privado generó 220.000 empleos.
Según Mark Zandi, economista de Moody's, el mercado laboral muestra signos inequívocos de mejora: «Están aumentando las plantillas en casi todos los sectores. El incremento de puestos de trabajo en pequeñas y medianas empresas es una señal de que mejoran las perspectivas del mercado y la confianza de los consumidores». Los críticos destacan que todas esas mejoras siguen sin traducirse en una subida de salarios, estancados durante más de seis años para el 85% de los trabajadores.