Protestas vacías

Cádiz se ha hecho famosa y no precisamente por su bondades, sino por ponerse a la cabeza en el ranking de las provincias con más paro. La última EPA arroja un dato desesperanzador para una zona que espera como agua de mayo que alguien dé con la solución.

A pesar de este oscuro panorama, la convocatoria de los sindicatos para echarse ayer a la calle a reivindicar trabajo en el 1 de mayo tuvo una escasa respuesta. Escasas 2.000 personas dejaron la playa a un lado para seguir a los grupos sindicalistas que han perdido poder de convocatoria, al mismo tiempo que su credibilidad ha ido desapareciendo. Los últimos escándalos de corrupción y los ERE aplicados en sus filas han llevado al descrédito a estas formaciones, que nacieron con el objetivo de aglutinar la lucha de los trabajadores por un empleo digno.

Esos tiempos se han diluido, ya ni siquiera se espera que sea digno, con tener un trabajo es suficiente. Precisamente ayer, entre los participantes a la manifestación, se palpaba la sensación, que algunos transmitían abiertamente, de que este tipo de movilizaciones ha perdido interés. La ciudadanía, a pesar de la situación que está viviendo, no ve resultados directos en apuntarse a las protestas, prácticamente se han convertido en algo tan cotidiano que la efectividad que pudiese tener en otros tiempos se ha diluido.

Ahora, todos, desde las fuerzas políticas, pasando por la patronal y los propios sindicatos, abogan por buscar una solución conjunta basada en un pacto que ayude a la provincia a salir del pozo. Un pozo muy hondo que parece no tener final y que de no ser rescatada del mismo puede llevar a Cádiz a quedarse aislada del resto. Convirtiéndose en un gueto de empleados sin empleo que subsisten como pueden. Ha llegado el momento de dejar las palabras para empezar a actuar de verdad.