Kiev da el este por perdido
Los separatistas prorrusos controlan ya media docena de ciudades ante la pasividad de una Policía mal pagada y desmotivada
DONETSK. Actualizado: GuardarDespués de semanas de amenazas y de lanzar sin éxito ultimátum tras ultimátum, el presidente interino de Ucrania, Alexander Turchínov, reconoció algo de lo que nadie dudaba sobre el terreno, que «las fuerzas de seguridad no son capaces de controlar la situación en las regiones de Donetsk y Luhansk». El avance prorruso es imparable y por ello las autoridades de Kiev han decidido pasar del ataque a la defensa y fijan ahora su nuevo objetivo en «impedir que el terrorismo se extienda» a las regiones vecinas, para lo que piensa crear «milicias populares» que frenen la expansión de los prorrusos en el este del país.
Una expansión que sus animosos protagonistas quieren consolidar con un referéndum de autodeterminación el próximo día 11. Según los servicios secretos ucranianos, los prorrusos planean acciones de sabotaje en otras seis regiones surorientales -Járkov, Odessa, Dniepropetrovsk, Zaporozhie, Jersón y Nikoláyevsk- en los primeros días de mes que hoy comienza.
Turchínov se sinceró en un encuentro con los presidentes de administraciones regionales que se celebró al mismo tiempo que llegaban las noticias sobre la toma de una nueva ciudad por parte de los paramilitares prorrusos, autoerigidos en los defensores por la fuerza del fervor separatista. Siguiendo el mismo modus operandi empleado en la otra docena de puntos que ya tienen bajo control, uniformados fuertemente armados irrumpieron a primera hora de la mañana en el Ayuntamiento y una comisaría de Gorlovka e izaron la bandera de la República Popular de Donetsk (RPD). Esta ciudad de 300.000 habitantes se encuentra al norte de Donetsk y, como es habitual desde el estallido de la crisis, las fuerzas de seguridad no ofrecieron resistencia contra los ataques.
Una escena similar se vivió en Pervomaisk, ciudad de la vecina provincia de Lugansk en la que desde el martes los milicianos ocupan la sede de la Gobernación y el cuartel general de la Policía en la capital homónima. El alzamiento antiKiev se ha consolidado en estas dos provincias, Donetsk y Lugansk, pero sus impulsores quieren expandirlo también a Járkov, la tercera gran zona de la cuenca minera del Donbás.
«Un líder ilegítimo»
A falta de menos de dos semanas para la consulta, una encuesta realizada por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev arroja datos reveladores sobre la forma de pensar de la mayoría de la población en el este. En la provincia de Donetsk, el 74% de los consultados considera a Turchínov, dirigente del partido de la ex primera ministra Julia Timoshenko, un «líder ilegítimo». Y el 70% piensa que la revuelta de la plaza del Maidán de la capital fue «un golpe de Estado».
«Nos sentimos abandonados por Kiev, indefensos», confesaba a este medio un activista proucraniano de Donetsk. Por la tarde se había previsto llevar a cabo una manifestación a favor de la unidad nacional en un parque de la capital, pero después del ataque sufrido el lunes en una marcha similar, los convocantes decidieron suspender la cita «porque la Policía no nos garantiza la seguridad».
Los agentes del orden se dedican a dirigir el tráfico y algunas voces del cuerpo ya han adelantado de forma no oficial que no piensan intervenir en el conflicto porque no quieren que les pase como en la plaza de la Independencia (Maidán). En Kiev cumplieron las órdenes del Gobierno de Víctor Yanukovich, abrieron fuego contra los manifestantes y varios agentes fueron condenados después por asesinato y los responsables interinos decidido eliminar a los Bérkut (fuerzas especiales) por su papel en el asalto final a la plaza a finales de febrero, que dejó un centenar de muertos.
Turchínov alerta una y otra vez del riesgo real de una invasión militar rusa, pero Moscú niega que esté preparando cualquier tipo de plan y añade que ha retirado las tropas desplegadas en la frontera después de los choques armados de la semana pasada en Slaviansk, bastión rebelde donde siguen las negociaciones para la liberación de los observadores militares internacionales retenidos desde el viernes.
Los rebeldes se han dado cuenta de que no necesitan fuerzas rusas de apoyo ya que no tienen rival a quien enfrentarse y admiten disponer de «suficientes personas y armas para defender nuestros intereses», recalcó el copresidente del denominado Gobierno de la República de Donetsk, Denis Pushilin.
El presidente interino de Ucrania ha denunciado en repetidas ocasiones «la traición criminal de las fuerzas del orden» en el este, algo a lo que ha contribuido la precaria situación de una Policía y un Ejército donde se cobran sueldos miserables y sus efectivos carecen de equipos de garantías, en algunos casos hasta de armas para la propia defensa. Algo que esperan que cambie en la nueva RPD apadrinada por Rusia en la que habrá referéndum el día 11 pero no elecciones presidenciales el 25. Los insurgentes han llamado a boicot el proceso y aquí son ellos los que mandan ahora.