El amo de la plantación
La NBA veta de por vida al propietario de Los Angeles Clippers por sus declaraciones racistas
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarHacía 33 años que la multimillonaria liga de baloncesto estadounidense se tapaba la nariz y giraba la cabeza para no ver el racismo que despedía por los cuatro costados Donald Sperling, propietario de los Clippers, el segundo club de Los Ángeles. Pero cuando la página web TMZ difundió una grabación que hiciera su amante, medio siglo más joven que él, con la reprimenda que éste le echase por tomarse fotos con un exjugador negro, la NBA no pudo seguir ignorándolo. La decisión de vetarle de por vida e imponerle la multa más alta que contempla su normativa no sólo es histórica, sino que supone también un hito en la lucha contra el racismo que desempeña EE UU desde los tiempos de Abraham Lincoln.
Celebridades como el cineasta Spike Lee se acercaron ayer a la conferencia de prensa de la NBA para asegurarse de que al nuevo comisionado de la liga, Adam Silver, no le temblaba el pulso a la hora de deshacerse del multimillonario. Sperling se lo puso fácil. Según contó el comisionado, no había negado que fuera su voz la que escucha todo EE UU en esa grabación, por cierto ilegal. Ni siquiera se molestó en disculparse o mostró remordimiento alguno por decirle a su amante cosas como «No me traigas más negros a los partidos», en referencia a Magic Johnson, cuya foto había colgado en Instagram. «¿Sabes que tienes todo un equipo de negros que juegan para ti?», le contestó Vivian Stiviano. «¿Que si lo sé? ¡Yo los mantengo, les doy ropa, comida, coches y casas!».
Como dijo Spike Lee, Sterling tenía que irse «porque tiene la mentalidad del amo de la plantación y está contaminando a los demás». El director de cine se la tenía guardada. Hace once años se tropezó con él en un restaurante de Los Ángeles. Sperling le llamó a su mesa y protestó por la huelga que pretendían hacer sus jugadores, «que si no estuvieran jugando al baloncesto no tendrían trabajo».
El comentario reflejaba la creencia racista de muchos estadounidenses, que ven a los afroamericanos como holgazanes que viven de los subsidios del estado y que, según dijo la semana pasada un ranchero renegado que se pelea con el Gobierno federal, «¿no estarían mejor en las plantaciones?».
La ironía es que el 76% de los jugadores de la NBA son afroamericanos, pero 28 de los 30 propietarios son blancos. De ahí que el propósito de la NBA de mostrarse como «una de las ligas más diversas del mundo, multiculturales y multiétnicas» estuviera en entredicho. No había más remedio que deshacerse de Sterling y obligarle a vender el equipo. «Sus opiniones cargadas de odio son profundamente ofensivas y dañinas, simplemente no tienen cabida en la NBA», dijo el comisionado de la liga.
A Sperling, sin embargo, los 2,5 millones de dólares de multa le harán poca mella en su fortuna estimada por Forbes en 1.900 millones de dólares, amasados con negocios inmobiliarios. Y en cualquier caso podrá descontarlos de las enormes ganancias que le dejará esta venta forzosa: compró el equipo en 1981 por 12 millones de dólares y hoy se valora en 575.