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Insurgencia sin rodeos en Ucrania
Rehenes a cambio de la retirada de las sanciones es la oferta del autoproclamado alcalde de Slaviansk
SLAVIANSK. Actualizado: GuardarEl levantamiento separatista en el este de Ucrania tiene la cara de Viacheslav Ponomariov, el autoproclamado alcalde de Slaviansk, la ciudad situada a 100 kilómetros de Donetsk que se ha convertido en el bastión insurgente y donde desde el viernes permanece retenido un equipo de observadores militares, entre ellos siete europeos. «Retomaremos el diálogo sobre el estatus de los prisioneros de guerra cuando la Unión Europea retire las sanciones», declaró Ponomariov nada más conocer la decisión de Bruselas de ampliar las medidas punitivas e incluir a quince personas más en la lista de rusos y ucranianos a los que ha decidido congelar los bienes y prohibir el visado para acceder a territorio comunitario por su implicación en la prolongación de la crisis ucraniana.
«Si no lo hacen, bloquearemos la entrada al personal de la UE, así que no podrán llegar hasta nosotros. Se lo recordaremos a nuestros huéspedes de la OSCE», apuntó el alcalde separatista en declaraciones a la agencia rusa Interfax. Desde que saltó a escena el día 14 con la toma del Ayuntamiento de Slavianks, Ponomariov ha pasado de ser un desconocido para sus propios vecinos a hablar de tú a tú a la UE, que inmediatamente rechazó la opción de levantar las sanciones.
Los retenidos -cinco ucranianos, tres soldados y un traductor alemanes, un militar de la República Checa, otro de Polonia y otro de Dinamarca- pertenecen a un equipo de verificación invitado al país por el Gobierno de Kiev, pero no son parte del contingente de cien observadores enviados por la OSCE a finales de marzo con la aprobación de Moscú y que durante seis meses permanecerán desplegadod por todo el país. Pese a la delicada situación de seguridad, el organismo europeo informó de que ha puesto en marcha una campaña de reclutamiento de nuevos observadores ucranianos para pasar de los 150 actuales a 500.
A la inestabilidad en la zona ha contribuido también en las últimas horas el atentado contra el alcalde de Járkov, que fue trasladado de urgencia al hospital Rambam de Haifa, en Israel, donde se recupera del disparo recibido el lunes cuando practicaba deporte en las afueras de su ciudad; un atentado del que se culpan prorrusos y proucranianos y sobre el que el Ministerio de Interior ha abierto una investigación.
Veterano de Afganistán
Ponomariov no es amigo de los medios, pero cada día ofrece una rueda de prensa en el salón de plenos y responde a preguntas hasta que se cansa y da por terminada la comparecencia. No hace distinciones entre las grandes cadenas y agencias o los medios pequeños, todos los occidentales son igual de tendenciosos a sus ojos. Con uniforme informal de gorra de béisbol y chaqueta de chándal negra, llega en un todoterreno blanco con los cristales tintados y su escolta de encapuchados armados le lleva en volandas a través de los sacos terreros que protegen el edificio consistorial hasta el salón de plenos. Allí está más relajado y ofrece la visión de la realidad desde el punto de vista de la República Popular de Donetsk (RPD). Sin rodeos, directo al grano.
La alcaldesa electa, Nellie Shtepa, permanece retenida desde la llegada al poder de Ponomariov «para protegerla de las fuerzas de seguridad de Ucrania» y los observadores militares son «prisioneros de guerra» al mismo tiempo que «huéspedes» de la RPD. Ponomariov adapta los acontecimientos a la versión que más le conviene en su particular guerra contra «el Gobierno fascista» de Kiev. Poco se sabe de su vida anterior al día 14. En sus distintas apariciones ha revelado con cuentagotas detalles como que era responsable de una fábrica de jabón, puesto que dejó cuando recibió «la orden de ser líder de los separatistas».
Un mandato que emana directamente de un «pueblo» donde no le conocen y no de Rusia, país del que niega cualquier intervención aunque haya pedido abiertamente a Moscú el envío de «municiones y armas» y hasta de «tropas de paz». Veterano de la guerra de Afganistán, asegura contar con 2.500 hombres armados a sus órdenes, entre ellos «exmilitares como yo que llegaron para ayudar, no sólo desde Rusia, también de Bielorrusia, Kazajistán y Moldavia».
Al final de las ruedas de prensa es habitual que se quede un rato en la puerta de salida del salón de actos para estrechar la mano a los informadores, mirarles a la cara, recordarles que apaguen las cámaras para no grabar el acceso al Ayuntamiento y que cuenten la verdad. Ésta es una de las palabras que más repite junto a su jefa de prensa, Stella Khorosheva, ante unos medios que deben a partir de ahora obtener la acreditación especial de la RPD para trabajar en esta zona que el próximo día 11 espera celebrar un referéndum para convertirse en un Estado independiente.
La consulta también se llevará a cabo en la vecina provincia de Lugansk, donde los acontecimientos se aceleraron en las últimas horas y los separatistas ocuparon el edificio de la Gobernación, el de la Fiscalía y, horas después, la sede del Ministerio del Interior, ante la pasividad de las fuerzas del orden. Uno de los líderes de la revuelta, Viacheslav Petrov, pidió a los residentes que «no caigan en el pánico, todo está bajo control. Estamos preparando un referéndum. Cada uno debe pensar y tomar una decisión».