Rajoy reafirma el perfil técnico del Gobierno con su apuesta por Tejerina
El jefe del Ejecutivo aplaza su primera crisis y se limita a relevar a Cañete por su mano derecha en el Ministerio de Agricultura
Actualizado: GuardarIsabel García Tejerina se convirtió ayer en el primer retoque que introduce Mariano Rajoy en el Gobierno que nombró nada más llegar a la Moncloa en diciembre de 2011. El jefe del Ejecutivo ha tardado 18 días en comunicar que el relevo de Miguel Arias Cañete, designado candidato del PP a las elecciones europeas el pasado 10 de abril, al frente de la cartera de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente era, precisamente, la secretaria general y número dos del Ministerio, Isabel García Tejerina. Una decisión que casi era un secreto a voces porque la nueva ministra era la opción preferida por Cañete, que se enteró de la noticia mientras participaba en directo en un programa de televisión. «Va a tener mucho trabajo pero lo va a hacer estupendamente», espetó.
Con esta decisión, Rajoy reafirma su apuesta por un Ejecutivo con un perfil más técnico que político y desoye las voces de barones del PP que abogaban por ministros con más capacidad para explicar las reformas a los ciudadanos y rebatir los reproches de la oposición. También avanza hacía la paridad, aunque aún se queda lejos con ocho ministros por cinco ministras.
El presidente del Gobierno, además, envía el mensaje de que guarda la bala de una posible crisis de mayor calado para más adelante. Una munición que, salvo un revés serio en los comicios del 25 de mayo, mantendrá bajo llave en el cajón. Rajoy no esconde su deseo de acabar la legislatura con los mismos hombres y mujeres que le acompañaron en el primer Consejo de Ministros. La necesidad de sacrificar a Cañete en busca de una complicada victoria en las urnas trastocó sus planes. Europa también puede ser el destino de una segunda salida. Luis de Guindos, ministro de Economía, aspira a presidir el Eurogrupo, cargo que se decidirá en el último trimestre del año.
Rajoy, de paso, vuelve a dejar claro que no adelanta sus decisiones más complejas ni a sus más estrechos colaboradores. Él, y solo él, maneja los tiempos y las formas. De hecho, la manera en la que ha comunicado su apuesta por García Tejerina muestra a las claras su intención de rebajar la importancia de este cambio. Ni siquiera se lo ha comunicado personalmente, sino mediante un comunicado que envió la Secretaría de Comunicación pasadas las nueve y media de la mañana de ayer. A esa hora, el Rey ya había rubricado el nombramiento, paso previo a su publicación en el Boletín Oficial del Estado que propició que la nueva ministra pudiera jurar el cargo por la tarde ante don Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela.
Los últimos días de Cañete como miembro del Gobierno evidenciaron el sigilo con el que actúa Rajoy. El cabeza de lista del PP a las europeas no tenía previsto asistir ya al Consejo de Ministros del 23 de abril, una cita que no aparecía en su agenda oficial semanal. El mismo jueves por la noche, desde Agricultura se informó de que, finalmente, acudiría. Cañete esperó hasta última hora el anuncio de Rajoy sobre su sucesor. El pasado viernes la historia se repitió, pero a la inversa. Agricultura adelantó que estaría presente en la reunión ministerial de mañana, se adelanta porque el viernes es festivo en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, ya no estará entre los asistentes.
Incómodo
Además, el veterano político popular mostró en público su incomodidad por ostentar la doble condición de ministro y candidato. Dejó claro que esta situación no se podría prolongar más allá del 9 de mayo, fecha oficial del inicio de la carrera electoral, porque le sería imposible atender ambos frentes. Una tesis que repitió la propia Soraya Sáenz de Santamaría, durante la comparecencia posterior al Consejo de Ministros del pasado viernes, lo que dio a entender que seguiría de ministro hasta el 9 de mayo. Un vaticinio que no se cumplió.
Tanto el Gobierno como el Partido Popular se lanzaron a defender a su compañero. Aseguraron que tenía capacidad suficiente para compaginar ambas labores sin que se resintiera la parte institucional y contraatacaron a las críticas del PSOE apostillando que varios ministros socialistas habían hecho lo mismo en el pasado.