Degüella a su bebé y hiere a su otro hijo de cinco años en venganza contra su expareja
El parricida había dejado una nota de suicidio aunque no llegó a consumarlo
MADRID. Actualizado: GuardarLa venganza por la ruptura de su relación sentimental está en el origen de otro crimen de violencia machista, pero esta vez la víctima no es la mujer, sino sus dos hijos. Un hombre de 32 años degolló en la noche del domingo a su bebé de tan solo 19 meses e hirió de gravedad a su otro hijo de cinco años en el madrileño barrio de Carabanchel. Fue su salvaje y despiadada 'vendetta' por haber sido abandonado.
Los hechos tuvieron lugar en el segundo piso del número 12 de la calle Pedro Martínez, un edificio de seis viviendas casi deshabitado. Desde hace un año y hasta hace un mes y medio esa casa de alquiler había sido el domicilio familiar de Jorge Diego C. A., un uruguayo de 32 años, y su expareja Verónica C., de nacionalidad ecuatoriana, sus hermana y los dos hijos varones de ambos.
Sin embargo, hace 45 días, según fuentes de la investigación, la mujer decidió abandonar al parricida ante las continuas desavenencias. La madre, de la que aún se desconoce si había presentado denuncias previas por malos tratos, se marchó con sus dos pequeños y su hermana a vivir a otra casa, y dio por zanjada su relación sentimental. Mientras, el hombre se quedó a vivir en la casa de Carabanchel.
La pareja, a pesar de las continuas discusiones, había pactado que los dos menores estuvieran durante la semana con la madre y que algunos fines de semana el padre pudiera pasar el tiempo con ellos. El mismo domingo, según las primeras pesquisas, Jorge Diego C.A., pidió autorización para llevarse a los niños a la antigua casa familiar.
Sin embargo, el supuesto infanticida nunca llegó a devolver a los niños a su madre. Verónica, extrañada por el hecho de que los niños no estuvieran de regreso a última hora del día, llamó en varias ocasiones a su expareja sin éxito. Solo al filo de la medianoche finalmente Jorge Diego C. A. cogió el teléfono en un evidente estado de embriaguez y excitación. La madre de los pequeños, alarmada, decidió presentarse en el domicilio acompañada de su hermana y una amiga. Pero nadie respondió a la llamada. Verónica C. decidió abrir con las llaves de la casa que aún conservaba.
«¿Por qué a ellos?»
El espectáculo que encontró, apuntaron los investigadores, fue dantesco. El más pequeño de los niños yacía, ya muerto, desangrado en un cuarto de la casa. El padre le había cortado el cuello. Muy cerca, estaba el mayor de los hermanos, inconsciente, pero todavía con vida. Tenía un cuchillo -probablemente el mismo usado por su padre para degollar a su hermano- clavado en la espalda. El asesino seguía en la vivienda sin responder a las preguntas a gritos de la madre: «¿Por qué a ellos? ¿Por qué a ellos?».
La mujer llamó de inmediato a la Policía y a las asistencias médicas. Hasta el lugar se desplazaron sanitarios del Summa y del Samur, que nada pudieron hacer por el bebé. Trasladaron de inmediato a su hermano herido, todavía con el cuchillo clavado en la espalda que no quisieron extraer por el riesgo de hemorragia, hasta el hospital 12 de Octubre, donde fue intervenido con éxito y fue estabilizado. El pequeño sigue grave aunque no se teme por su vida. Al mismo hospital fueron trasladadas con crisis de ansiedad la madre, la tía y la abuela de los niños. En la casa de Carabanchel, los agentes detuvieron a Jorge Diego C. A., quien no opuso resistencia. El parricida, sin antecedentes penales, reconoció en comisaría ser el autor de los hechos.
En la vivienda, los agentes encontraron una carta que anunciaba el suicidio escrita por el homicida. En su misiva, según fuentes de la investigación, el hombre avanzaba que se quería quitar la vida porque «no quería ser una carga para nadie» y «no quería que los niños pasaran por la mala vida que él estaba pasando». Es más, el parricida justificaba su acción «por el bien de los niños». Junto a la carta, Jorge Diego C. A. había dejado una anotación con una libreta bancaria dando instrucciones para que el dinero de esa cuenta fuera entregado a sus padres, no a su esposa. La Policía cree que la llegada de la madre y la pronta intervención de los agentes impidió que el asesino se suicidara.
La Policía quiere tratar el homicidio del bebé y el intento de asesinato de su hermano como un caso de violencia de género, de modo que su instrucción podría ser competencia de un juzgado de Violencia sobre la Mujer.