Investigadores consiguen 'resucitar' los nervios auditivos a través de un implante coclear
Los científicos logran que ratones sordos oyeran gracias a una terapia genética, según publica Science Translational Medicine
MADRID. Actualizado: GuardarLa sordera puede ser pronto cosa del pasado. Una afirmación que los expertos manejan con una naturalidad impropia en otras patologías o dolencias. Pero la evolución de los implantes cocleares, una creación del médico francés André Djourno en 1957 que hasta la década de los setenta no empezó a desarrollarse en serio, puede que acelere ese proceso. Desde hace cinco décadas, el tamaño de estos aparatos se ha ido reduciendo hasta quedar en la mínima expresión, con una pequeña parte en el exterior y otra intracraneal. Esta última ejerce de transductor, es decir, de transformador de todas las señales acústicas en señales eléctricas a través del nervio auditivo. Traducen los sonidos para que las personas con una sordera profunda puedan escuchar y poder descubrir el mundo.
Pero a pesar de los avances y de la miniaturización, las entrañas de los implantes cocleares han variado poco. Sobre todo, el diseño del electrodo que emite las señales eléctricas. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) de Sídney (Australia) ha desarrollado un implante mejorado gracias a una terapia genética que emite los impulsos eléctricos logrando que los nervios auditivos 'renazcan'. Es lo más parecido a un oído biónico. «Las personas con implantes cocleares tiene buena comprensión del habla, pero su percepción del tono es muy baja. Así que ellos con frecuencia se pierden la alegría de la música, por ejemplo», explica el profesor Gary Housley, uno de los autores del artículo publicado en Science Translational Medicine. «En última instancia, esperamos que después de más investigaciones, las personas que dependen de estos dispositivos puedan disfrutar de una gama dinámica y tonal más amplia de sonido, lo que es particularmente importante para nuestro sentido del mundo auditivo que nos rodea», añade el profesor y director del Fondo para Neurociencia Traslacional en Medicina de la UNSW.
Los investigadores, que han estado cinco años trabajando en este proyecto, usaron un tipo de terapia llamada reparto de electrogenes, que utiliza los campos eléctricos para confinar el reparto de genes cerca de los electrodos en la cóclea (especie de tubo situado en el oído interno). El equipo dirigido por Jeremy Pinyon inyectó una solución de ADN que contenía el gen factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés) en los implantes cocleares de unos ratones completamente sordos. Unas cuantas horas después de usar una variedad de electrodos, el equipo comprobó que las células de la cóclea habían absorbido el ADN y comenzaron a expresar neutrofinas, proteínas que ayudan en el desarrollo de las células nerviosas. «Si podemos conseguir que los nervios crecen cerca de los electrodos y mejorar las conexiones entre ellos, entonces vamos a ser capaces de tener aún mejor los resultados en el futuro», afirma Jim Patrick, otro de los científicos. Después, se realizó una prueba auditiva a los ratones (la misma que se hace a los recién nacidos) y se detectó una audición restaurada a niveles casi normales.
«El cirujano que instala el dispositivo podría inyectar la solución de ADN en la cóclea y luego disparar los impulsos eléctricos para activar la transferencia de ADN una vez que se inserta el implante», apunta Pinyon sobre esta técnica, que se puede aplicar a otros dispositivos biónicos para controlar otro tipo de enfermedades como el Parkinson. En España, se calcula que unas 10.000 personas llevan un aparato auditivo de este tipo. En el mundo, se calcula que son unos 300.000 los sordos que pueden oír.