Los separatistas humillan a Kiev
Las fuerzas rebeldes de la región de Donetsk se apoderan de los 20 blindados enviados para sofocar los levantamientos
Actualizado: GuardarEl panorama no puede ser más desolador para el Gobierno ucraniano. Parte de las fuerzas del Ejército enviadas el martes al este de Ucrania con la misión de tomar parte en una gran operación «antiterrorista» contra la sublevación separatista están entregando sus blindados a las milicias prorrusas sin oponer la más mínima resistencia y algunos soldados han decidido pasarse directamente al enemigo. Mientras tanto, el resto del contingente ucraniano destacado en la zona no ha logrado recuperar ningún nuevo edificio oficial en poder de los insurrectos. Éstos, sin embargo, continúan avanzando. Ayer se apoderaron del Ayuntamiento de Donetsk, capital del área del Donbass, en donde continúan controlando la sede de la Administración regional. Es tal la confusión que el ministro de Defensa, Mijaíl Koval, tuvo que trasladarse ayer a la zona para ver qué sucede.
El parte militar del martes parecía esperanzador. El operativo enviado desde Kiev para aplastar la rebelión consiguió evitar que el aeródromo de Kramatorsk cayera en manos de la milicia prorrusa. La noticia la dio triunfalmente el presidente en funciones, Alexánder Turchínov. Después, se anunció la entrada de 20 blindados ucranianos con 500 efectivos en Slaviansk, 15 kilómetros al norte de Kramatorsk. En Slaviansk, que se ha convertido en un importante bastión separatista, los rebeldes llevan atrincherados desde el sábado en las sedes de la delegación local de Interior y del Servicio de Seguridad (SBU).
Sin embargo, ayer la situación dio un inesperado vuelco adverso para las nuevas autoridades ucranianas. Por la mañana, las fuerzas acantonadas en el aeródromo de Kramatorsk, pertenecientes a la 25ª Brigada paracaidista llegada desde Dnepropetrovsk, se movieron con sus vehículos acorazados hacia el centro de la ciudad. Allí, según distintas fuentes, fueron bloqueadas por la población local, rodeadas por milicianos separatistas y conminadas a entregarse o pasarse a sus filas. Seis de sus blindados fueron inmediatamente apresados por los rebeldes y, tras colocar en uno de ellos la bandera rusa y en otro la de la autoproclamada república de Donbass, se trasladaron a la vecina Slaviansk.
Los uniformados que iban a bordo de las tanquetas sin distintivos y enmascarados en su mayor parte, fueron recibidos en Slaviansk como héroes. Pero no está claro cuántos de ellos son militares ucranianos que acaban de cambiar de bando. La agencia rusa RIA-Nóvosti citaba testigos presenciales que aseguraban que casi todos eran desertores del Ejército ucraniano. Este grupo de tropas y milicianos separatistas, armados con fusiles Kaláshnikov, se estacionó con sus acorazados en el centro de Slaviansk, en la plaza Lenin, en medio de una gran expectación y con el apoyo entusiasta de los que acudieron. Al parecer, a los militares ucranianos que rechazaron unirse a los sublevados se les dejó volver a sus lugares de destino, pero sin armas.
El Ministerio de Defensa ucraniano reconoció después en un comunicado que a sus tropas les habían capturado seis blindados. «Una columna ha sido bloqueada por una multitud de ciudadanos en Kramatorsk acompañados por miembros de los grupos terroristas rusos», señalaba la nota. Horas después, otra columna de unos 14 blindados, también de los paracaidistas ucranianos de Dnepropetrovsk, fue interceptada y rodeada por separatistas armados en las afueras de Kramatorsk. Según un reportero de AFP, esta unidad ucraniana también se rindió, lo que significa que las 20 tanquetas que el martes llegaron al lugar están ya en manos rebeldes.
Los servicios secretos ucranianos, el SBU, creen que en la región de Donetsk están actuando los mismos saboteadores que en Crimea. «Son los mismos agentes especiales rusos que tomaron el Parlamento y el edificio del Consejo de Ministros de Crimea. Lo hemos establecido claramente», afirmó Vitali Naida, jefe del contraespionaje del SBU. Naida advirtió que los destacamentos separatistas, que ocupan sedes oficiales en al menos diez ciudades del este de Ucrania, «tienen órdenes del Kremlin de disparar a matar para provocar un baño de sangre que justifique una intervención militar».
Rostro cubierto
Estas milicias tomaron ayer la sede del Ayuntamiento de Donetsk. Uno de sus portavoces aseguró que se hizo sin causar heridos. Sus combatientes iban con el rostro cubierto, vestían uniforme de camuflaje y portaban armas automáticas. Ocuparon el primer y segundo piso del edificio y entablaron negociaciones con los policías que custodian las instalaciones para que se fueran. El asalto se produjo justo después de que el alcalde, Alexánder Lukianenko, mantuviera una reunión con observadores de la OSCE.
El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, volvió a acusar a Rusia de estar detrás de la rebelión. Según su opinión, «Rusia exporta ahora terrorismo». Yatseniuk instó una vez más a Moscú a que retire «sus grupos de saboteadores y condene el terrorismo, si está, como dice, interesado en que la situación se estabilice». «Nuestros vecinos los rusos han decidido construir un nuevo muro de Berlín y quieren volver a los tiempos de la guerra fría», declaró el jefe del Gobierno ucraniano citado por la agencia Ukrinform.
El Partido de las Regiones, cuyo líder hasta su huida a Rusia fue el depuesto presidente, Víctor Yanukóvich, pidió ayer a los rebeldes que depongan las armas y cesen sus acciones desestabilizadoras. El jefe de esta formación en Donetsk, el diputado Nikolái Levchenko, dijo ayer durante un congreso extraordinario que «pedimos a los compatriotas que protestan en las calles de Donetsk que entreguen las armas y no pongan en peligro la vida de civiles pacíficos». El Partido de las Regiones tiene su principal granero de votos precisamente en la región de Donetsk, la patria chica de Yanukóvich. Levchenko cree que hay que liberar los edificios administrativos, ya que, según su opinión, «paralizar la actividad de los órganos ejecutivos elegidos por el pueblo llevará al caos».