Manuela González (izquierda) y su última pareja, Daniel Cano (derecha), en una boda. :: E. C.
MUNDO

Manuela, la viuda en serie de Grenoble

Juzgan a una francesa de origen español por el asesinato de su marido tras otros cuatro casos de parejas muertas o intoxicadas

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Se llama Manuela González, nació en Francia de padres españoles y es la novia de la muerte. Desde el lunes es juzgada en Grenoble por el asesinato de su último marido, fallecido en extrañas circunstancias que recuerdan la intoxicación de otros cuatro compañeros anteriores, dos muertos y los otros hospitalizados en coma. «El apodo de viuda negra que le han dado se adapta a su personalidad y a sus actos», dice su hijastro, acusación particular en el juicio. La mujer fatal se arriesga a ser condenada a cadena perpetua.

«Soy inocente y voy a demostrarlo», proclamó Manuela González, de 53 años, en la apertura del proceso. «Soy una persona como todo el mundo», objetó cuando los peritos psiquiatras la presentaron como una mujer secreta y misteriosa, con doble personalidad. «Tiene dos caras», declaró Nicolas Cano, hijo de la última pareja de la viuda en serie. «Cuando la conocí yo tenía 6 años y era mi segunda mamá, amable, servicial y sonriente. Ahora la veo maquiavélica, manipuladora y llena de odio», retrató a su madrastra. Quinta de ocho hermanos, la acusada nació en el seno de una modesta familia de emigrantes españoles en busca de trabajo en las minas de carbón de La Mure de Isère. En 1978, a los 17 años, se casó con Gilbert Martoia y a los 20 años dio a luz a Virginie, su única hija. A finales de 1983 el marido permaneció tres meses en coma por una misteriosa intoxicación y sufrió la ablación total del esófago. «¿Fue una tentativa de suicidio?», le preguntó el presidente de la Corte de lo Criminal de Grenoble. «En absoluto, jamás he intentado poner fin a mi vida», contestó el testigo.