CARTAS DE LOS LECTORES

Algunos patios de colegio

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Pasar por las cercanías de algún colegio puede provocar todo un abanico de sensaciones según el que transite; para el que es un poco crío puede resultar alegre, para el nostálgico un momento bonito, para el ninguneado un momento desagradable, etc., etc. En cualquier caso, merodear cerca de esos muros o vallados donde a un montón de personitas les enseñan conocimientos y, normas de comportamiento, es un momento que nos retrotrae a una época donde miles de imágenes se suceden a una velocidad indeterminada hasta que uno vuelve al presente.

En cualquier caso, esos patios de recreo nada tienen que ver con los patios de recreo a los que voy a hacer referencia, y que provocan cierta pena por ser livianos; patios de recreo en los cuales unos señores,ya sentados ya de pie, en una mesa redonda o cuadrada se dedican a despotricar, ofender y, en definitiva, todas esas cosas que tanto en el cole como en casa siempre nos dijeron que no debíamos hacer. Esto, por desgracia, lo vivimos a diario tanto en la televisión como en la radio. Situaciones que me recuerdan a una colmena, una estampida de rumiantes, el café de las cotorras que se citan en la copa de un ciprés, o la agradable sobremesa de unas cigarras en pleno mes de agosto. El problema es que esto no sólo se da cuando la Belencita sale a relucir, cuando Sálvame 'de lo que sea menos Deluxe' saca a sus gallitos y gatitas a pasear, u otrora programas de la misma calaña, sino que lo vemos en programas de más alto calado cultural aunque sobre esto también quepa la duda.

En la vida hay espectáculos de todo tipo, pero, de entre todos, éstos son los más desagradables y menos dignos de ejemplo. Y cuando se da este caso, que por desgracia, insisto, es más frecuente de lo habitual, a mí, perdónenme, pero apago y me voy.