Un supremacista mata a tres personas en centros judíos
Admirador de Hitler y con antecedentes, Frazier Glenn disparó a bocajarro a sus víctimas en Kansas, ninguna de ellas hebrea
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarFrazier Glenn Cross, de 73 años, llevaba medio siglo pregonando sus creencias supremacistas y conspirando para matar judíos, como su admirado Hitler, «el hombre más grande que haya caminado sobre la faz de la Tierra», dijo en 2010 al locutor Howard Stern. «Nos quedamos sentados y hemos dejado que tomen el control de nuestro gobierno, nuestros bancos y nuestros medios de comunicación», protestaba. El domingo condujo su coche hasta un centro comunitario judío en Kansas y después a una residencia de ancianos hebrea, disparando contra cinco personas. Erró el tiro con dos, pero mató a tres. Ninguna de las víctimas era judía.
William Lewis Corporon, de 69 años, estaba a las afueras del Centro Comunitario Judío de Overland Park (Kansas) para llevar a su nieto de 14 años a una prueba de teatro. El jubilado murió en el acto, su nieto poco después en el hospital. Ambos eran seguidores de una iglesia metodista. Unas manzanas después le quitó la vida a Terri LaManno, de 53 años, que como cada domingo llegaba al Centro de Retirados Village Shalom para visitar a su madre. A la mujer, madre de dos hijos, terapeuta en un centro para niños ciegos, le rezaban ayer el rosario en la iglesia católica de San Pedro, a la que acudía habitualmente con su familia.
Cross sonreía cuando la Policía le detuvo, apenas 20 minutos después, gracias a las múltiples descripciones de él y su coche que hicieron los testigos. Gritaba 'Heil, Hitler' y se enzarzó en retahílas racistas, por lo que el fiscal presentó el caso como un crimen de odio. El material racista encontrado en su coche servirá de prueba, lo que multiplicará las penas si se le declara culpable.
Miembro del Ku Klux Klan
La fecha no era casual. Ayer se celebraba la festividad judía de Pésaj, que conmemora la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud egipcia, lo que ha hecho que hoy se refuerce la seguridad policial en las comunidades judías de todo el país. Si bien esta vez el motivo del crimen no era ningún secreto, lo que todo el mundo se preguntaba era por qué un tipo como Cross caminaba libre y podía poseer legalmente un arma. «La libertad de expresión no es gratis», observaba el profesor judío de Harvard Alan Dershowit. «Es el precio que pagamos en EE UU por mantener los derechos a la libertad de expresión y a portar armas. La raya se pone en los actos de violencia y la conspiración para cometerlos».
Glenn Cross ya la había cruzado varias veces. No ya por haber sido fundador de los Caballeros Carolina del Ku Klux Klan, sino por haber operado una red paramilitar «y utilizado tácticas de intimidación contra afroamericanos», decía la denuncia que puso contra él la organización The Southern Poverty Law Center, que vigila la proliferación de organizaciones racistas. Violó los términos de su libertad provisional en 1986 al fundar el Partido de Patriotas Blancos, por lo que fue condenado a seis meses de prisión. Se dio a la fuga y fue apresado con otros miembros del Klan, armado hasta los dientes, mientras preparaba el asesinato del fundador de la organización que lo había denunciado. Sin embargo, como aceptó testificar contra otros líderes de la organización sólo fue condenado a cinco años, de los que cumplió tres. El sábado por la tarde se fue al casino y no volvió. El domingo llamó a su mujer y le dijo que «iba ganando». Horas después estaba en la cárcel, con una amplia sonrisa.