EL AMBIGÚ

EL FESTIVAL DE LLEIDA

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Veinte años son muchos y son los que ha cumplido la Mostra de Cine Latinoamericano de Lleida o Lérida, como prefieran. Veinte años de cine latinoamericano que en muy contadas ocasiones traspasa el umbral de las salas comerciales. Desde la lejana 'Alcances' de Fernando Quiñones y posteriormente el festival de cine iberoamericano de Huelva que este año cumple la friolera de cuarenta años de vida, se ha intentado interesar al público en certámenes de estas características aunque es difícil que pueda haber continuidad porque las distribuidoras estrenan con cuentagotas las películas que llegan de esta zona del mundo.

Lleida ha creído siempre en este festival y este tipo de cine que nos acerca a realidades mucho más próximas nosotros por cultura e historia común. Da gusto que durante una semana los escenarios cinematográficos que vemos representen a Buenos Aires, Lima, Montevideo, Río de Janeiro o México D.F, sustituyendo a los tradicionales Nueva York, Los Angeles o San Francisco.

Son otras historias y otras maneras de contemplar nuestra realidad. La Mostra de Lleida lo ha venido haciendo en una región no tan próxima al mundo latinoamericano y al idioma castellano como lo son las ciudades andaluzas. Por eso tienen un gran mérito que el equipo que lidera Juan Ferrer desde la primera edición configure anualmente un programa más que digno que nos permite comprobar el salto de calidad que ha dado el cine latinoamericano y que no ya argumentalmente sino técnicamente puede competir con cualquier otra cinematografía.

En esta edición ha habido un palmarés muy repartido aunque la gran triunfadora ha sido 'Tlatelolco, verano del 68', una coproducción entre México y Argentina que narra los terribles sucesos acaecidos en ciudad de México, a tan solo, diez días del inicio de la Olimpiada, en que más de 300 estudiantes murieron por disparos de las fuerzas de seguridad en la Plaza de Tlatelolco. El director de la película Carlos Bolado ha recuperado la memoria de aquella acción represiva que iba diluyéndose en el tiempo y de la que las jóvenes generaciones apenas tenían conocimiento. Una película que narra una historia de amor entre dos jóvenes de muy diferente condición social, en un México D.F en que los estudiantes y profesores salían una y otra vez a la calle para protestar por las medidas restrictivas del gobierno de Díaz Ordaz y de su ministro de Interior Luis Echeverría, quién posteriormente sería presidente del país.

Pero si 'Tlatelolco, verano del 68', revive aquellos terribles sucesos, otras de las películas que he visto plantean con sutileza e inteligencia cuestiones que preocupan en nuestros días como es el abuso de menores. Lo cuenta la argentina María Victoria Menis en 'María y el Araña', película que ha merecido el premio de Radio Exterior de España, emisora que participa casi desde el inicio en este certamen apoyando al cine latinoamericano.

Hay que seguir apostando por este tipo de cine y por festivales como Alcances de Cádiz, Huelva o Lleida, que finalizó este viernes y que ha demostrado que veinte años son muchos, cuando se consigue mantener con rigor , honestidad, calidad y profesionalidad una apuesta decidida por un cine que se hace a miles de kilómetros distancia pero al que nos unen muchos puntos en común.