La OTAN culpa a Putin de alentar la violencia
Actualizado: GuardarEl secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, afirmó ayer en un comunicado que «la reaparición de hombres enmascarados con armas especializadas rusas, vestidos con uniformes militares sin insignias, como los que llevaban las tropas rusas durante la ocupación ilegal e ilegítima de Crimea, es un grave acontecimiento». Según Rasmussen, «cualquier injerencia militar adicional de Rusia, bajo el pretexto que sea, sólo terminará por aislar al país aún más frente a la comunidad internacional». En este sentido, el secretario general de la Alianza pidió a Moscú que retire sus tropas desplegadas junto a la frontera ucraniana.
En un artículo de opinión en el rotativo danés Politiken, Rasmussen recrimina a Moscú «hablar y comportarse como un adversario». Se refiere en particular a la campaña propagandística lanzada por elKremlin en contra de las nuevas autoridades ucranianas y de Occidente «algo nunca visto desde los tiempos de la Guerra Fría». Según sus palabras, Rusia «ha dejado su credibilidad tambaleándose».
Sin embargo, Moscú continúa insistiendo en que no tiene nada que ver con lo que sucede en el país vecino y culpa a Kiev del deterioro de la situación y a Occidente por darle su apoyo. En una nota aparecida ayer en la web del Ministerio de Exteriores ruso se insta a abordar de manera «urgente» los actuales acontecimientos en Ucrania en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU y en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
«Exigimos a aquellos que derrocaron al presidente legítimo de Ucrania que cesen inmediatamente la guerra contra su propio pueblo y cumplan con sus obligaciones respecto al acuerdo del 21 de febrero», reza el comunicado. Ese día el depuesto presidente Víctor Yanukóvich y la oposición firmaron un pacto bajo mediación de Francia, Alemania y Polonia para solucionar la crisis. Contemplaba, entre otras cosas, una reforma constitucional y elecciones presidenciales a finales de año. La Cancillería rusa solicita a los países de Occidente que apoyaron al Maidán que utilicen su influencia a fin de que las autoridades ucranianas «se distancien de los neonazis».