CiU reparte los papeles para celebrar la consulta y llegar a un acuerdo con Rajoy
Duran Lleida busca un acercamiento con el Gobierno escudado en su tercera vía y Mas intenta fortalecer la alianza con Esquerra y la ANC
BARCELONA. Actualizado: GuardarCiU juega al despiste. Por un lado, su parte soberanista, anuncia que Cataluña ha pedido el divorcio, y la otra, la democristiana, sigue explorando opciones para buscar un mejor encaje dentro del Estado español. Fiel a su libro de estilo, el doble lenguaje que ha practicado la federación nacionalista durante los últimos 35 años ha salido a relucir con mayor pujanza en pleno proceso soberanista. Esta dicotomía en el mensaje confunde y levanta recelos entre sus adversarios políticos, pero le permite cubrirse las espaldas pase lo que pase.
La apuesta decidida es el derecho a decidir. Ahí, en principio, no hay dudas entre las dos almas. «En este aspecto no hay discrepancias», afirman fuentes de Convergència. CDC y Unió trabajan para que Cataluña pueda celebrar una consulta sobre su futuro político. Las diferencias llegan después. Convergencia ha abrazado de manera clara la meta de la independencia. Unió, en cambio, se aferra a que Cataluña siga formando parte de España. Este bifurcación retórica se ha hecho más patente en las últimas semanas y la abanderan Francesc Homs por la parte más soberanista y Josep Antoni Duran Lleida por el flanco pactista. Artur Mas trata de pivotar entre ambos.
Mientras Convergència firma una alianza con Reagrupament, formación que se autodefine como la que no está por el derecho a decidir sino directamente por la declaración unilateral de independencia, Duran habla de «renuncias mutuas» en el diálogo con el Gobierno y se muestra dispuesto a «negociarlo todo».
El portavoz de CiU en el Congreso aboga por la llamada tercera vía, que contemplaría una reforma de la Constitución o la introducción en la Carta Magna de una disposición adicional que reconozca la nacionalidad catalana y blinde sus competencias en lengua y cultura. Es la opción no rupturista que todavía ofrece CiU. Hasta la fecha, la proponían casi en solitario Duran Lleida y su lugarteniente Josep Sánchez Llibre. Pero desde esta semana, habría que entender que también Mas se apunta a la tercera vía. «Señor Rajoy, ponga día y hora» para iniciar el diálogo sobre la cuestión catalana, dijo el miércoles, 24 horas después del debate en el Congreso en el que PP y PSOE cerraron la puerta a que Cataluña pueda celebrar una consulta a la escocesa. También le instó a que haga una propuesta de reforma constitucional.
Decisión de los catalanes
En esa llamada quedó resumido el doble lenguaje que practica CiU. Porque podía entenderse como una invitación a hablar de la reforma de la Carta Magna, que apuntó como necesaria la sentencia del Constitucional, para el texto ampare el derecho a decidir, pero también podía interpretarse como un apoyo a las tesis de Duran, a las que hasta la fecha no había puesto muy buena cara.
Fuentes de Convergència confirman esta doble versión. «El primer objetivo es consultar a la ciudadanía y nuestra posición es firme a favor de la independencia en el referéndum, pero no descartamos nada, incluidas las opciones no rupturistas, siempre que al final la decisión la tengan los catalanes con sus votos», dicen en CDC. «Si llega una oferta de las dos principales formaciones estatales, la gente la vota y la aprueba, nosotros antes que nada somos demócratas», añaden. «Y esta posición, aclaran en el partido nacionalista, también es la de Duran».
La diferencia es de tono y matices, rematan. Aunque no es lo mismo advertir con que otros pueden tirar adelante una declaración unilateral de independencia, como hace Duran, que no descartarla entre sus iniciativas políticas, como mantiene Mas. No lo reconocen, pero hay un reparto de papeles. Duran ha cogido la bandera del pacto, el diálogo y la construcción de puentes en Madrid. En las últimas semanas, ha incrementado las gestiones para que tras las elecciones europeas pueda iniciarse algún tipo de negociación.
El Gobierno pide gestos de renuncia que difícilmente se darán, al menos en público. La estrategia de CiU es contactos a cuatro bandas con PP, PSOE y Gobierno, y en paralelo seguir dando pasos hacia la consulta, que al final podría transformarse en elecciones autonómicas, extremo que a los más soberanistas no les convence. «Si la oferta del Estado no llega, nuestro camino hacia un estado propio es inequívoco», dicen en Convergència.
Este continuo juego a doctor Jekyll y míster Hyde vaticina tiempos revueltos para la federación. «Si un día CiU se presenta a unas elecciones y el objetivo es declarar al día siguiente unilateralmente la independencia, algunos tendremos que pensarlo muy claramente», avisó Duran. Las europeas podrían ser las últimas elecciones en que CDC y UDC concurran como coalición.