El presidente somete a examen el 25 de mayo sus reformas, recortes y ajustes
Explica que tardó en designar candidato para las elecciones europeas a Arias Cañete «para dejar lo mejor para el final»
TOLEDO. Actualizado: GuardarMariano Rajoy arropó ayer a Miguel Arias Cañete en su primer acto como candidato del PP a las elecciones europeas. Ambos esbozaron los grandes ejes de una reñida carrera por ser la lista más votada el 25 de mayo. El PP, lejos de esconder las reformas, recortes y ajustes del Gobierno, resaltará que esos sacrificios han permitido iniciar la recuperación.
El presidente del Gobierno pretende evitar que la euforia mitinera eche al traste su mesura a la hora de valorar los avances económicos y laborales del país. «No venderemos brotes verdes hasta que no sean realidades consolidadas», espetó. El partido y el Ejecutivo, que se han mostrado distantes durante la primera parte de la legislatura, exhibieron en Toledo una sintonía de la que han carecido en otros momentos cruciales, como el escándalo de Luis Bárcenas o los profundos tijeretazos en todas las partidas presupuestarias durante dos años consecutivos. No es común ver juntos a Soraya Sáenz de Santamaría y cinco ministros junto a Dolores de Cospedal y los tres vicesecretarios generales del PP, y en Toledo se los vio. Con los comicios autonómicos y locales a la vuelta de la esquina, Rajoy necesita una victoria en las europeas para validar en las urnas su acción de Gobierno y, sobre todo, para calmar las inquietas filas populares con una demostración palpable de que la «mayoría silenciosa» de españoles mantiene la confianza en ellos.
Ninguno de los cuatro oradores mencionó al todavía jefe de los eurodiputados del PP y durante diez años portavoz en la Cámara de Estrasburgo, Jaime Mayor Oreja. Un dato más que significativo de cómo están las cosas en el partido y quién cotiza al alza y quién a la baja.
El presidente del PP se hizo eco de una pregunta que se han hecho tanto cargos como militantes. ¿Por qué ha tardado tanto para desvelar el nombre de su candidato? «Hemos reservado lo mejor para el final», acotó en tono irónico para regocijo de su entusiasta parroquia. Abundó que, en cualquier caso, no cree que la elección del ministro de Agricultura haya podido sorprender a nadie, aunque entiende que el PSOE «no quería a Cañete como rival ni en pintura».
Pierde un gran ministro
Rajoy, en un discurso mitinero propio de la fiesta que vivió el partido, lamentó que con la marcha de Cañete a Estrasburgo y Bruselas, su Gobierno pierde a uno de sus ministros más notables. «Pero este es un caso de perder para ganar, porque Miguel (Arias Cañete) será el mejor abogado de los intereses de los españoles en Bruselas», expresó.
El líder de los popular, en sus intervenciones de partido, suele extenderse en el capítulo de agradecimientos. Tras advertir de que nombrar a una persona y no a otra siempre es una injusticia, agradeció a Esteban González Pons, número dos en la candidatura, que hubiera estado a su lado «en los momentos más complicado». Además, destacó los 20 años que ha estado Ramón Luis Valcárcel, número seis de la lista, gobernando Murcia y agradeció a la retirada Carmen Fraga, hija de Manuel Fraga, su dedicación.
Cañete, superviviente de mil batallas, demostró que va a por todas. Prometió que predicará la buena nueva del PP por todos los rincones de España. Adelantó, como hacen todos los candidatos, que en sus mítines irá de pueblo en pueblo. En ellos, defenderá a capa y espada reformas del Gobierno tan controvertidas como la laboral o la energética. Luchará contra los que considera sus dos máximos rivales, la abstención y el PSOE. «¿Por qué no se preocupó (Elena) Valenciano de la pobreza infantil durante los ocho años de Zapatero?», comentó.
Cañete arremetió con dureza contra «las mismas políticas de siempre de los socialistas» y comparó la firmeza de Rajoy en la defensa de los intereses de España en la Unión Europea frente al intento de José Luis Rodríguez Zapatero de «jugar a ser el amigo bueno de todo el mundo a bajo coste». Otra línea de campaña de Cañete será desdeñar a los que calificó de partidos pequeños, en clara alusión a UPyD, Ciudatans y Vox, porque «esos votos en Europa no tienen ningún impacto, porque en Europa se necesitan grandes mayorías». Para ello, avanzó que no volvería a referirse nunca más a estas formaciones en el mes y medio que queda para los comicios para no darles le menor pábulo.