El primer ministro japonés, Shinzo Abe. :: EFE
Economia

Cuando la 'Abenomía' tiembla

Después de haber cosechado buenos resultados en 2013, Japón incrementa el IVA y despierta el fantasma de la recesión

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La economía japonesa baila al ritmo de 'María': un pasito pa'lante, y un pasito pa'trás. Así lleva ya dos décadas estancada, coqueteando siempre con el cero. Unas veces por encima, y otras por debajo. Pero nunca muy lejos. Se trata de una coyuntura dramática que tiene graves consecuencias: es el temido 'tsunami' del estancamiento y de la deflación, que ha arrebatado al archipiélago el título de segunda potencia mundial en favor de la pujante China, y que va camino de arrinconar al país del Sol Naciente en el terreno de la irrelevancia global.

El actual primer ministro, Shinzo Abe, se alzó con el poder en diciembre de 2012 porque prometió acabar con la mala racha de Japón y devolver al país el lustre que le convirtió en el milagro económico de la década de 1980. Para lograrlo propuso arriesgar e ir a contracorriente. Cuando el año pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) le pidió que metiera la tijera, asustado porque la deuda pública de Japón superó por primera vez en la historia los 1.000 billones de yenes -casi un 250% de su Producto Interior Bruto (PIB)-, decidió hacer todo lo contrario: anunció un gigantesco plan de estímulo de casi 80.000 millones de euros. El Banco de Japón se le sumó poco después con la promesa de una orgía de liquidez de un billón de euros hasta 2015. Y así nació el modelo económico bautizado como 'Abenomía'.

A pesar de las críticas, el plan de Abe funcionó el año pasado. Los números rojos de 2012 se tiñeron de negro y el país creció un 1,6%, el mejor dato de la década. Es más, la inyección también insufló en la población un muy necesario optimismo. No en vano, el paro cayó por debajo del 4%, la primera vez desde que estalló la crisis estadounidense de 2008, al tiempo que crecieron el consumo interno y las exportaciones -que aportan un 35% del PIB-. Entre las mayores alegrías de 2013 estuvieron también la depreciación del 25% en el valor del yen frente al dólar -un 30% frente al euro-, que se tradujo en un importante aumento de la competitividad de los productos nipones, y el 'boom' del índice bursátil Nikkei 225, que se disparó un 57%.

Pero el optimismo no ha durado mucho. Consciente de que el nivel de endeudamiento -el mayor de la OCDE- no es sostenible, ni siquiera teniendo en cuenta que la mayor parte de los bonos públicos están en manos de los propios ciudadanos japoneses, Abe se ha visto obligado a tomar una medida que parece contradecir su propio modelo y que está en línea con lo que le exige el FMI: el pasado día 1, y 17 años después del último incremento, subió tres puntos el IVA hasta el 8%. El año que viene sumará otros dos puntos más, y sus detractores ya avanzan que los impuestos van a lastrar el consumo interno y, por ende, la incipiente recuperación económica.

Los datos parecen darles la razón. El cuarto trimestre del año pasado, cuando Abe confirmó que aprobaría la medida, Japón creció a menor ritmo. De hecho, el 1% en tasa anualizada que se publicó en un principio tuvo que ser revisado en marzo tres décimas a la baja. Ahora, una encuesta en la que un 60% de los japoneses afirma que gastará menos por culpa de la subida del IVA, hace prever un nuevo quiebro en la línea de crecimiento para poner de nuevo rumbo al cero. ¿Matará el gravamen de las compras los brotes verdes que alumbró la 'Abenomía'? ¿Morirá el sistema en su totalidad?

De momento, el Gobierno asegura que no. Dice que el plan de estímulo compensará la caída del consumo, al tiempo que mantiene la previsión de una expansión del 1,7% para el conjunto de 2014. Además, el Banco de Japón parece compartir ese optimismo. Su gobernador, Haruhiko Kuroda, así lo apuntó el martes. «La economía continuará su tendencia a la recuperación», sentenció antes de remarcar su confianza de una forma muy nipona: haciendo referencia, entre risas, a la corbata azul claro que vistió. Puede parecer una nimiedad, pero incluso el diario 'Wall Street Journal' se fijó en esa prenda y aseguró que su color refleja una previsión positiva.

¿Se equilibrará la balanza?

Pero hay quienes prefieren vestir corbata roja. «Todos sabemos que el consumo va a caer como consecuencia del aumento de los impuestos», señaló el miércoles Kenro Kawano, estratega de Morgan Stanley en Tokio. «La gran pregunta es cuánto, y si el estímulo económico de Abe y la fuerza que ha ganado Japón en 2013 resultarán suficientes para equilibrar la balanza». El nutrido grupo de economistas a los que la firma estadounidense Bloomberg preguntó a finales del año pasado avanzó que la economía crecería de forma importante entre enero y marzo -el dato llegará pronto- por el efecto de compras anticipadas para evitar el nuevo IVA, aunque se contraería hasta un 4,5% en el segundo trimestre antes de regresar a los números positivos en el tercer cuarto del año.

Toshihiro Tsujita, analista de la agencia de publicidad Hakuhodo, también prevé esta montaña rusa, y recuerda que algo similar sucedió en 1997, la última vez que se incrementó este impuesto. Claro que, en aquella ocasión, Japón volvió a hundirse en la deflación. «Afortunadamente, ahora no tenemos una crisis bancaria como la que afectó ese año al sudeste asiático, razón por la que prevemos una rápida recuperación a partir de julio», sostuvo en declaraciones al diario 'Financial Times'. Si esa previsión se cumple junto a la que avanza una inflación del 1%, la 'Abenomía' habrá superado su mayor prueba de fuego y quienes la consideran como un modelo exportable a otros países camparán a sus anchas. De lo contrario, los días de Abe al frente del Ejecutivo podrían tocar a su fin.