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Maduro y Capriles, cara a cara
La presión diplomática consigue unir al Gobierno y parte de la oposición de Venezuela en un encuentro televisado en el palacio de Miraflores
LA HABANA. Actualizado: GuardarEl Gobierno y parte de la oposición de Venezuela, que mostró una vez más su división, mantuvieron anoche una reunión televisada a todo el país con la que «intentan» solucionar la crisis política, económica y social sostenida en la nación petrolera desde hace meses y agravada a partir del 12 de febrero por una escalada de protestas que han provocado hasta ahora 39 muertos.
El encuentro, auspiciado por Unasur (la unión de naciones suramericanas) y «seguido» de cerca por el nuncio del Vaticano, Aldo Giordano, fue acogido por Henrique Capriles Radonski como «una oportunidad histórica» para representar a la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). El gobernador de Miranda confirmó su presencia el jueves invitando a que «todos vean la cadena porque les aseguro que si esa reunión es en Miraflores, cuando nos toque hablar temblará Miraflores, porque le diremos al Gobierno la verdad».
Analistas radicados en Miami, donde han hallado refugio muchos venezolanos antichavistas, consideraron que el encuentro podría deteriorar el capital político de Capriles, excandidato presidencial y opuesto a la violencia callejera como fórmula para derrocar a Nicolás Maduro. Otros dirigentes de peso dentro de la oposición, como María Corina Machado y Antonio Ledezma, opinan que la reunión con el sucesor de Hugo Chávez «estabilizará la dictadura» y por esa razón anunciaron que se ausentarían. Esa postura fue compartida por Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo y Proyecto Venezuela.
«No creemos en un 'diálogo' en el que el régimen sólo plantea un show político utilizando a los cancilleres de Unasur como interlocutores, pero negándose en todo momento a dar gestos necesarios (...) para poder hablar de diálogo sincero (.)», indicó por medio de un comunicado Voluntad Popular. Su propuesta para solucionar la crisis venezolana, denominada 'La Salida' es apoyada por algunos analistas. Rafael Revilla decía en EE UU que «lo que está pasando en Venezuela ya adquirió vida propia. La protesta, que lleva 60 días, no la están conduciendo Capriles ni la MUD».
El guión de un golpe
Sus organizadores dicen que luchan contra la mayor inflación de América, la escasez de productos básicos y la tasa de crímenes más alta del mundo. Se han atrincherado en zonas puntuales del país cortando calles, y los choques con las fuerzas del orden están suponiendo un grave coste en vidas y daños colaterales. Los enfrentamientos han provocado la muerte de 39 personas; decenas han quedado heridas o detenidas, y además, el efecto de los gases lacrimógenos que disparan las fuerzas del orden contra los manifestantes han disparado algunas enfermedades respiratorias
Nicolás Maduro denuncia que sus adversarios siguen el guión del breve golpe de Estado contra Chávez del 2002. El cara a cara de ayer frente a las cámaras de televisión fue el «intento» de resolver esa situación. Lo auspiciaron en su segunda visita los cancilleres de Unasur. Ayer, los «testigos de buena fe» fueron los responsables de Exteriores de Ecuador, Brasil y Colombia y una representación de la Santa Sede.
Se concretaba en el encuentro lo pactado en la reunión previa del pasado martes. En ella, el Gobierno celebró la disposición de intentar llegar a un acuerdo y poner fin a la violencia y el secretario general de la MUD, Ramón Guillermo Aveledo, valoró la oportunidad de mantener diálogos «respetuosos» y «ante el país (...) para que ocurra con perfecta transparencia y para que se vea la sincera voluntad de abrir a los venezolanos camino a la esperanza».