Rubalcaba marca distancia con Gobierno y Generalitat desde la defensa de la unidad nacional
Propone acabar con la confrontación y abordar una reforma federal de la Constitución que actualice el pacto territorial de 1978
MADRID. Actualizado: GuardarAlfredo Pérez Rubalcaba fue tan claro como Mariano Rajoy en su rechazo tajante a un referendo de autodeterminación en Cataluña y a permitir cualquiera otra de las iniciativas que los partidos soberanistas de esa comunidad han diseñado en su camino hacia un estado propio. La soberanía nacional reside en todos los españoles, la Constitución garantiza la unidad de España y ninguna comunidad puede decidir sobre las cosas que afectan al conjunto del país. Punto y final.
Sin embargo, este razonamiento, que es el que convocó ayer a todos los grupos en el debate parlamentario, le ocupó muy pocos minutos. El grueso de su intervención se dirigió a abrir lo que cree un nuevo espacio político para la solución de la crisis territorial que afecta a España, totalmente alejado tanto del maximalismo secesionista ajeno a los cauces legales, «el votar para ver cómo nos vamos» que ve en los planteamientos de CiU y Esquerra, y del inmovilismo sin alternativas al evidente descontento de una mayoría de catalanes que aprecia en Rajoy y en el PP. Dijo querer romper con «unas tensiones contrarias que se retroalimentan».
Llamó desde la tribuna a terminar con el pulso entre extremos, a reconocer que, pese a los excesos e incluso mentiras de los independentistas, «existe un problema de convivencia entre Cataluña y el resto del país», y emplazó a abrir una negociación en el Congreso, entre todos, para abordar «una reforma constitucional que actualice el pacto constituyente (de 1978)» que permita un nuevo encaje de Cataluña y de otras nacionalidades en España, «que recoja sus aspiraciones y peculiaridades».
Estado federal
Una negociación en la sede de la soberanía popular que describió como «democrática, dialogante, transparente, legal y participativa», en la que todos los partidos se sienten «a ver cómo seguimos viviendo juntos» más de tres décadas después y encuentren una solución por consenso y cumpliendo la ley.
Los socialistas tienen claro qué pondrán sobre la mesa. Una reforma federal de España que, además de incluir las peculiaridades territoriales, evite las invasiones competenciales que atribuye al actual Gobierno, que cree un Senado como cámara de los territorios, que fije unos principios básicos para un sistema de financiación autonómico «justo y solidario», y que garantice los derechos y prestaciones del estado de bienestar.
El secretario general del PSOE aseguró que su propuesta es la de un partido que sin ser nacionalista respeta todas las identidades, que sigue el mensaje de convivencia lanzado por Josep Tarradellas en 1977 en su retorno como presidente de la Generalitat, pero que no acepta que nadie le haga elegir entre España y Cataluña, y que defiende a los muchos miles de catalanes que no quieren considerar extranjero a Antonio Machado. «Dudo que exista mejor servicio a mi país que defender aquí hoy este proyecto de futuro», concluyó.