PAN Y CIRCO

TODO DEBE QUEDAR EN EL CAMPO

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Aunque es cierto que las grandes meteduras de pata nos dan la vida a los periodistas, no es menos cierto que cuando la polémica acontecida sobre un terreno de juego sobrepasa dichas fonteras, entonces, el lío está servido.

Es lo que ha pasado con las desafortunadas declaraciones que Antonio Calderón realizó para referirse a la actuación del defensa del Sanluqueño Antonio Moreno. El técnico gaditano no es novato en estas lides y, por tanto, debería saber que bromear, acusar, insinuar, exagerar, sugerir o comparar la actitud de un jugador con la de alguien que ha tomado un 'tripi' es, cuanto menos, prescindible. Más aún cuando el foro en el que lo expresa -literalmente dijo que «parecía que se había fumado un tripi porque ha estado demasiado salvaje»- es la sala de prensa de un estadio.

Ya antes se ha dicho desde estas mismas líneas que el discurso soez y malhablado de Agné no era adecuado para nadie que habla en prensa. Pues bien, alusiones a una droga para criticar la labor de un defensa demasiado motivado, como es obvio, tampoco.

Está claro que el fútbol es un deporte de machos, varonil y donde estas llamadas a la cordura pueden tomarse a burla por los mismos que luego piden prudencia y respeto a los aficionados. Olvidamos que este deporte es de todos y que su deterioro puede llegar desde cualquier ámbito. Los mismos profesionales deberían cuidar las formas tanto dentro como fuera del campo. Por entender incluso, se entiende que dentro del campo las pulsaciones van a mil y alguna que otra vez se puedan perder los estribos, pero echar más leña al fuego una vez terminado el partido no beneficia a nadie. Además, ¿qué pasó con esa ley no escrita que decía que lo qué pasaba en el rectángulo de juego ahí se quedaba? La camaradería brilla por su ausencia en un deporte cada vez más maltratado.