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Juegos de letras en la RAE
Reúne 65 textos de otros tantos académicos sobre las letras de los sillones que ocupan en la institución, que celebra su tercer centenario Los académicos trazan su 'Geografía fantástica' del alfabeto en un jocoso libro
Actualizado: GuardarSer académico es una cosa muy seria. De ahí que cuando a los doctos miembros de la Real Academia Española (RAE) se les propone un juego se entreguen con ganas y disfruten como críos. Más si se trata de juguetear creativamente con la letra, mayúscula o minúscula, que designa el sillón que les deparó el azar. Una plaza que ocuparán de por vida y desde la que trabajan en pro de la limpieza, fijeza y esplendor del idioma que compartimos 500 millones de hablantes. El resultado de uno de estos provocadores juegos es 'Al pie de la letra. Geografía fantástica del alfabeto español' un entretenido y jocoso volumen que recoge de la A(a) la Z(z) -con la exclusión de la fantasmales Ñ, W, Y, v, w, x, y, z, huérfanas todas de sillón- los variadísimos textos de un total de 65 académicos a vueltas con su letra.
El libro se publicó por primera vez en 2001 y se repitió en 2007. En ambas ocasiones fueron ediciones no venales «casi secretas» y hoy inencontrables. Renovado y ampliado con una docena de nuevos textos, se pone ahora a disposición del público en general para que disfrute de este divertido juego de letras y sillas académicas gracias a una primorosa edición a cargo de la Fundación José Manuel Lara, y la colaboración de la Fundación Banco Sabaldell. Con ilustraciones del argentino Óscar Astromujoff, se vende al político precio de 25 euros.
La colección de textos, la mayoría de académicos en ejercicio y los menos de colegas ya fallecidos, va «del divertimento y la erudición a la especulación normativa» según José María Merino, titular del sillón m y «encantado» coordinador de la obra que presentó ayer en el caserón neoclásico de la RAE junto al director de la docta casa, José Manuel Blecua -sillón h-, y al secretario, Darío Villanurva -sillón D-, para quien el desafío lúdico de sus colegas tiene que ver «con el azar, el mundo de la quimera, la fantasía y la erudición».
Y es que hay quienes optan por el cuento, por el ejercicio de memoria personal, el poema, la historia de las letras, el juego lingüístico, la especulación teórica, la aportación filológica o directamente por el humor y el juego de palabras.
La opción de Villanueva, titular del sillón que coincide con la inicial de su nombre, da prueba de la variedad de los retos asumidos por algunos académicos. El secretario de la RAE opta por un lipograma, esto es, un texto que obvia deliberadamente el uso de la letra d y que jocosamente titula 'También hay letras excusables».
Azar abecedario
«Aquí están otra vez las letras del abecedario, esos signos elementales cargados de incalculable potencia germinal, creando y ordenando palabras y discursos mediante su capacidad misteriosa para dar forma a la sabiduría y la ficción», dice Merino, que juega con la minúscula que le cayó en suerte y escribe 'para una novela de la m'.
Los 46 sillones de la centenaria corporación se adjudican «por azar un poco misterioso» según reconoce José Manuel Blecua. Su titularidad no indica jerarquía ni está relacionada con la tareas y capacitaciones de sus titulares, que lo son de por vida un vez que toman posesión y se convierten en académicos de pleno derecho cuando leen su discurso de ingreso. De ahí que, mal que bien, todos se encariñen con su letra «y a ninguno le haya dado por glosarla desde el desagrado o el desafecto», según explica Villanueva. Incluso algún discurso de ingreso estuvo dedicado a la letra del sillón que se ganaba, como fue el caso de Gregorio Salvador, titular del Q.
Deuda
José Manuel Blecua destacó que el «hermoso libro» con las «ingeniosas aproximaciones» a la letra de cada académico se suma a la conmemoración del tercer centenario de la ilustrada institución, creada por Felipe V en 1713. Una efeméride que la RAE «se debía casi a sí misma» según su actual director.
No se pudo conmemorar el primer centenario como en 1813-14, cuando el país se hallaba bajo la invasión napoleónica. El entonces presidente del Gobierno, Antonio Maura, aconsejó suspender la conmemoración del segundo, inapropiado cuando la Europa se encaminaba hacia la primera guerra global. «No es que ahora estemos en el mejor momento, pero sí hay razones académicas para la celebración, como la segunda edición facsimilar del Diccionario de Autoridades y la aparición en octubre de la XXIII edición de DRAE» aseguraba Blecua.
Fue el antecesor de Blecua en dirección de la RAE, Victor García de la Concha, quien sugirió el título en la primera edición del libro. «De la A a la Z, he aquí una guía para recorrer la geografía fantástica del orbe del alfabeto», escribía el ahora director honorario de la institución.