La Fiscalía apoya que Muñecas sea investigado por un juzgado de Guipúzcoa
El excapitán imputado por torturas en el franquismo se opone a su entrega a Argentina y asegura que «nunca conoció» al denunciante
MADRID. Actualizado: GuardarMirada recia, traje gris antiguo y camisa azul. Zapatos negros embetunados. Estatura más bien alta y tensión acentuada en su mandíbula. El excapitán de la Guardia Civil Jesús Muñecas Aguilar, 'el látigo de Zarauz' por la facilidad con la que sacaba la fusta a pasear en los cuarteles, se sentó ayer ante un tribunal de la Audiencia Nacional durante la vista de extradición a Argentina, donde está imputado por torturas en el franquismo.
Era la primera vez que un responsable de las fuerzas de seguridad de la dictadura se sentaba ante los magistrados del tribunal central. Y la tensión en la sala, con víctimas y amigos del capitán hombro con hombro, era latente. «¡Vamos Jesús, vamos!», animaban dos asistentes a Muñecas tras entrar en la sala.
La primera palabra del imputado fue para negarse a ser entregado a Argentina, como reclama la jueza María Servini, del juzgado nacional de lo Criminal de Buenos Aires, que le imputa un delito de torturas cometido contra Andoni Arrizabalaga en el cuartel de Zarauz en 1968.
Tal y como adelantó este periódico, el fiscal Pedro Martínez Torrijos se negó a su extradición. Alegó que se trataba de un ciudadano español y señaló que el convenio de extradición entre ambos países permite juzgarle aquí por el principio de la doble incriminación, ya que se trata de un delito de torturas tipificado en ambos códigos penales.
Sin embargo, el fiscal reconoció que los hechos ocurridos en 1968 están prescritos «con generosidad». Pese a ello, abrió la vía para que los denunciantes se dirijan al juzgado territorial donde ocurrieron las supuestas torturas, en Zarauz (Guipúzcoa). En este caso se trataría de un órgano judicial de la vecina localidad de Azpeitia. En este supuesto, el juzgado podría proceder a admitir la denuncia, incoar un procedimiento, escuchar a las parte y cerrar la causa de forma inmediata por estar prescritos los hechos.
«Se trata de ser oído ante un tribunal español y satisfacer este deseo de justicia, tal y como suscribe el tratado de extradición y el principio de la tutela judicial efectiva», admitió Martínez Torrijos.
«Remedio de justicia»
El abogado de Muñecas se opuso a la entrega con el argumento de que los hechos no son torturas y no se cumple la doble incriminación. Es más, aseguró que estamos ante un caso de «fraude de ley» y el Supremo reconoció que la retroactividad de la ley no es factible para delitos anteriores a 1977 por estar amnistiados.
«Mi cliente necesita el remedio de la Justicia porque le han ofendida e impuesto medidas cautelares (retirada del pasaporte y comparecencias ante un juzgado) que han afectado a su imagen», defendió.
En su última palabra, el 'látigo de Zarauz' se levantó y dijo, antes de que le cortase el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, que «nunca conoció» al denunciante, Andoni Arrizabalaga, fallecido en los años ochenta. Lo hizo a cara descubierta después de que el tribunal rechazase la protección de su imagen.
A la salida de la Audiencia, una hora después de acabar la vista, Muñecas se refugió en un paraguas para ocultar su rostro.