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El fuerte terremoto en el norte de Chile pone a prueba los reflejos de Bachelet
Envía al Ejército para asistir a los afectados por el seísmo de magnitud 8,2 que causó al menos seis muertos y grandes daños en la costa norte del país
BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar«Fue muy fuerte, muy largo. Sólo podíamos rezar con mi niña», relataba una mujer todavía agitada en Arica, en el norte de Chile, durante la masiva evacuación que siguió al terremoto de magnitud 8,2 en la escala de Richter, el más severo que sacude la región septentrional del país desde 1922. El sismo ocurrió a las 20,46 horas del martes (cinco horas más en España), con epicentro en el mar, a 85 kilómetros de la ciudad costera de Iquique, más de 1.700 kilómetros al norte de Santiago.
Según la Oficina Nacional de Emergencias, el balance provisional es de seis muertos por aplastamientos, caídas e infartos, además de decenas de heridos y cuantiosos daños materiales. «Se nos caían las ventanas, todo, fue interminable, desesperante, tuvimos que dormir en los vehículos», relató una residente de una de las viviendas más afectadas de Iquique, Alto Hospicio, donde cerca de 2.000 viviendas debieron ser abandonadas por riesgo de derrumbe.
En el área costera, donde quedaron destruidas gran cantidad de embarcaciones pesqueras, las olas llegaron a los 2,5 metros. «Nos dicen que saquemos todo porque van a demoler, pero ¿qué hago con las cosas?» preguntaba un hombre frente a su casa de Iquique, con la voz quebrada. Las autoridades recomiendan a los damnificados alojarse en albergues seguros, pero los vecinos se quedan en las cercanías de las viviendas por temor a robos. El terremoto interrumpió servicios básicos como la luz y el agua. Y de inmediato se formaron en las zonas más afectadas largas colas para comprar combustible, agua y alimentos.
La presidenta, la socialista Michelle Bachelet, viajó a Iquique con varios ministros y prometió atender con rapidez la emergencia. A diferencia del terremoto del 27 de febrero de 2010, que fue de 8,8 y se combinó con un feroz 'tsunami', esta vez la jefa del Estado, que inició su segundo mandato hace 21 días, reaccionó con reflejos. Ordenó evacuar a todos los habitantes de la costa chilena -de más de 4.300 kilómetros- y declaró zona de catástrofe las regiones norteñas de Arica y Tarapacá, lo que facilita el inmediato envío de tropas para mantener el orden y prevenir saqueos.
Aprender de los errores
En el terremoto de 2010, ocurrido doce días antes de concluir su primer mandato, Bachelet cometió errores graves a la hora de afrontar el desastre. El más recordado fue su llamamiento a la población para que se mantuviera en calma porque no había riesgo de 'tsunami'. Pero la brutal marejada provocó un caos de destrucción y muerte. De los 524 muertos que dejó aquel terremoto, cerca de un tercio se produjo como consecuencia del maremoto. La Armada se responsabilizó después por haber informado mal a la presidenta.
Ayer la prevención funcionó. 900.000 personas fueron evacuadas en orden. Los centros de alerta temprana recomendaron la medida en todo Chile, pero también en Perú, Ecuador y países centroamericanos en los que se sintió el movimiento telúrico y no hubo que lamentar víctimas.
En Iquique, un vecino comentaba que la evacuación en Chile se produjo en calma: «Somos un país sísmico. Somos bien conscientes. Todos fuimos tranquilos al cerro». Hubo que desalojar también hospitales y centros de mayores durante toda la noche hasta que se desactivó la alerta. En el penal de mujeres de Iquique, el seísmo obligó a abrir las puertas a más de 300 internas. Se temía que las presas no retornaran, pero a las pocas horas se fueron reincorporando al centro. «Me fui por miedo, por mi hijo. Pero me tengo que entregar», aseguraba una de las reclusas de regreso a un edificio en el que el seismo causó daños.