![](/cadiz/prensa/noticias/201404/02/fotos/8397736.jpg)
Hollande echa con Valls otro pulso a la UE
El nuevo Gobierno francés va a explorar la 'vía Renzi' para no sacrificar el incipiente crecimiento a la política de austeridad
PARÍS. Actualizado: GuardarFrançois Hollande va a aprovechar la nueva etapa de su mandato inaugurada el lunes con el nombramiento de Manuel Valls como primer ministro para echar otro pulso a Bruselas. El presidente francés, al rebufo de la vía abierta en Italia por Matteo Renzi, ha insinuado a la Comisión Europea, y por ende a la Alemania de Angela Merkel, que no va a correr el riesgo de recaer en la recesión por respetar a ciegas la disciplina presupuestaria. «Francia ya ha obtenido un plazo de gracia de dos años, el trabajo está sin hacer y esperamos que el nuevo Gobierno reconocerá sus obligaciones», le advirtieron ayer desde el Eurogrupo. París no ha transmitido ninguna petición oficial de plazo adicional al ya concedido en 2013 para reducir el déficit público por debajo del 3% a finales de 2015, dos años más tarde que en el calendario inicial.
Pero Hollande dejó claro en su alocución televisiva del lunes, para justificar la crisis de Gobierno por el batacazo electoral, que no desea fragilizar el incipiente crecimiento de la economía francesa con una cura de austeridad sin medidas sociales como bajadas de impuestos y de cotizaciones salariales. «Reforzar la economía francesa es la mejor manera de reorientar a Europa», proclamó.
El ministro saliente de Industria, Arnaud Montebourg, explicó ayer que no había ninguna ambigüedad en el planteamiento presidencial. «Esta cuestión de la reorientación está sobre la mesa y el presidente la ha puesto en términos bastante legibles y crudos», observó el heraldo en el socialismo francés del neoproteccionismo social frente a la globalización.
Además se inventó un neologismo para arremeter contra la actual orientación 'austeritaria' de una Unión Europea que es «la única región del mundo que no conoce el crecimiento y, lo que es peor, conoce el riesgo de deflación». Montebourg recordó que compartía con Valls, líder del ala más derechista del Partido socialista, el haber votado contra la Constitución de la UE en el referéndum francés de 2005 y el ser «eurocrítico».
La esgrimida compatibilidad con el nuevo primer ministro supone un indicador de permanencia en el Gabinete remodelado que debe ser anunciado hoy, tras la protocolaria ceremonia de traspaso de poderes celebrada ayer con el jefe de Gobierno saliente, el sacrificado Jean-Marc Ayrault. También se da por hecha la presencia de Benoît Hamon para contentar a los sectores más izquierdistas del socialismo gobernante de quienes es jefe de filas además de, como Montebourg, partidario de una estrategia de la tensión con Bruselas.
«Cumplir los compromisos»
Ante la amenaza de un éxito arrollador del eurófobo Frente Nacional en las elecciones europeas de mayo, los socialistas franceses son todo oídos a los cantos de sirena antiausteridad de Matteo Renzi, quien juzga que París y Roma deben cambiar Europa juntos frente a una Alemania excedentaria. Pero la gran diferencia es que Italia no está lejos de respetar el límite del 3% del déficit mientras a Francia no le salen las cuentas. El saldo negativo en 2013 fue del 4,3% frente al 3,9% negociado con Bruselas.
«Yo estoy de acuerdo con François Hollande cuando subraya que el interés de Europa es tener una Francia fuerte», dijo ayer Jeroen Dijssebloem, presidente del Eurogrupo. «Pero eso no hace más que reforzar el argumento: Francia debe cumplir sus compromisos», añadió. Por su parte, el comisario de Asuntos Europeos, Olli Rehn, descartó nuevas indulgencias y se dio el gustazo de «refrescar algunas memorias». «Francia ya ha disfrutado de dos aplazamientos y es importante que pase a los actos de manera decisiva», sentenció.
Los actos son el programa de estabilidad que París deberá presentar el 15 de abril para el trienio 2015-2017 con un programa de reducción del gasto público por importe de 50.000 millones de euros, la mayor cura de austeridad acometida nunca en Francia. La Comisión Europea reclama medidas adicionales a la vista del desvío presupuestario y las tentaciones a relajar el esfuerzo por imperativos electoralistas. Pero Hollande no desea ir más allá y la hoja de ruta impartida a Valls transmite a las autoridades comunitarias el mensaje de que no está dispuesto a sacrificar el tenue repunte del crecimiento a costa de una reducción a rajatabla del déficit. «En Bruselas se disputará dentro de unas semanas la verdadera 'tercera vuelta' de las elecciones municipales», resumía ayer el diario económico Les Echos en un editorial titulado 'La misión imposible de Manuel Valls'.