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Fetullah Gülen, el poder en la sombra que teme el AKP

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La fuerte polarización de Turquía parece tener su origen en la encarnizada lucha interna que libran el AKP y los seguidores del clérigo musulmán Fetullah Gülen. El pulso ideológico que mantienen Erdogan y Gülen, que contribuyó de forma decisiva a la victoria del partido en las tres elecciones legislativas celebradas desde 2002, podría ser determinante en el resultado de estos comicios municipales, un aperitivo de las legislativas de 2015.

Erdogan acusa a Hizmet, la organización que dirige, de haber fomentado la creación de un «Estado paralelo» a través de la red de escuelas, medios de comunicación y fundaciones caritativas que financia desde su exilio en Estados Unidos, país al que se trasladó en 1999 para escapar de la persecución de la Fiscalía, que entonces le imputaba varios cargos por «actividad antilaica».

En la actualidad, el islamista moderado, de 73 años, vive alejado de la escena pública internacional, cediendo a sus portavoces la labor de divulgar el mensaje «pacífico» de su movimiento, que se fundó en la década de los setenta con el objetivo de difundir las bondades de la cultura turca en el mundo. Los otrora aliados exhibieron sus primeras desavenencias cuando Erdogan rompió sus relaciones con Israel y su gabinete inició su rápida involución hacia el autoritarismo de antaño. Al primer ministro no le tembló la mano cuando purgó a los partidarios del predicador de todas las instituciones y anunció el cierre inmediato de sus numerosos centros de enseñanza. La ruptura se confirmó el pasado noviembre, con la prohibición de las 'dershane', las academias escolares que servían de soporte económico a Gülen.