Más de 500 años de cárcel para los etarras que rompieron la tregua de 1998
MADRID. Actualizado: GuardarLa Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó ayer a 504 años de cárcel a los cinco miembros del comando 'Buro Ahuste' ('Quebradero de Cabeza') que participaron en el asesinato en Madrid el 21 de enero de 2000 del teniente coronel del Ejército de Tierra Pedro Antonio Blanco. Aquel asesinato puso punto final a la tregua que ETA había decretado el 5 de septiembre de 1998 y que dio por concluida el 25 noviembre de 1999.
Los condenados son Belén Egües, a 126 años; Iván Apaolaza, 123 años; Juan Luis Rubenach, 120 años; Gorka Palacios, 129 años, y Javier Abaunza, seis años, por los delitos de asesinato terrorista, tres asesinatos terroristas en grado de tentativa, dos estragos, dos robos de vehículo a motor y falsificación de documento oficial.
La Sala además establece que deberán pagar una indemnización de 300.500 euros a la viuda del fallecido y de 150.000 para cada uno de los dos hijos de Pedro Antonio Blanco.
En plena tregua
La sentencia considera probado que los cinco componían el 'talde' que ETA había ordenado actuar en Madrid, aunque su base logística era un piso franco en Salamanca. Ese grupo, explica el fallo, se creó durante la tregua, un alto el fuego que la banda terrorista aprovechó para «reclutar, adiestrar y rearmar sus comandos».
De hecho, el tribunal de la Audiencia Nacional apunta a que los etarras llegaron durante 1999, en plena tregua, a Madrid donde tras alquilar habitaciones en viviendas compartidas con personas ajenas a ETA comenzaron a preparar el atentado robando dos coches Renault Clío el 15 de noviembre de 1999 y el 4 de enero de 2000. Uno fue preparado con diez kilos de dinamita y fue provisto de un sistema de activación a distancia. El segundo automóvil lo reservaron para huir.
Cuatro de los terroristas, Egües, Apaolaza, Rubenach y Palacios, estacionaron el coche-bomba el día del atentado en la plaza Pizarra de la capital y activaron la carga a las 8.05 horas cuando vieron que el militar esperaba en la acera a que le recogiera, como cada mañana, su vehículo oficial para trasladarle a su trabajo en el Cuartel General del Ejército de Tierra. Los terroristas huyeron en el otro coche, que hicieron estallar a escasa distancia.
La bomba que mató al teniente coronel Blanco causó heridas a otras tres personas, entre ellas un menor de 14 años.