José Manuel Durao Barroso, Barack Obama y Herman Van Rompuy, ayer tras la cumbre entre la Unión Europea y EE UU. :: GEORGES GOBET / AFP
MUNDO

Obama desnuda las debilidades de Europa

El presidente de EE UU censura el recorte en el gasto militar de algunos aliados de la OTAN y pide a la UE que afronte sus carencias energéticas

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Y después de Holanda, y antes de aterrizar hoy en el Vaticano, el protocolo le llevó a Bélgica. Barack Obama continúo ayer su apretada agenda por tierras europeas haciendo una breve parada de apenas hora y media en el corazón de las instituciones comunitarias, en el Consejo Europeo, la casa de los Veintiocho, la misma que aún no había tenido tiempo de visitar desde que es presidente de los Estados Unidos. Una cumbre que en su día se concibió para relanzar las relaciones comerciales, luego quedó eclipsada por el escándalo del espionaje a líderes comunitarios tan relevantes como Angela Merkel y desde hace unas semanas, el programa saltó por los aires reduciéndose a un único tema: la crisis de Ucrania y las sanciones a Rusia por anexionarse Crimea haciendo valer la ley del más fuerte pese a ser una mera «potencia regional», en palabras del propio Obama.

Sonrisas, gestos, agradecimientos, compromisos... La cumbre UE-EE UU fue breve, mucho, pero tremendamente cordial en las formas. El mandatario norteamericano domina la escena como pocos. Su andar, el tono, la sonrisa adecuada, sus silencios... Y sobre todo, sus palabras. El presidente norteamericano se presentó ayer en el corazón comunitario para rubricar el amor eterno entre ambos bloques en conflictos como el de Ucrania y Rusia, pero también para desnudar la fragilidad de Europa en dos asuntos vitales: seguridad y energía. Por contra, la indignada UE, la misma que en noviembre exigía más que explicaciones por haber sido espiada, se aferró a la cortesía del anfitrión para pactar unas conclusiones de perfil bajo sobre este polémico asunto.

Después de una primera visita al cementerio militar estadounidense de la localidad flamenca de Waregem, donde están enterrados casi 400 soldados americanos caídos en la I Guerra Mundial en Bélgica -estuvo acompañado por el rey Felipe y el primer ministro, Elio Di Rupo-, Barack Obama llegó al Consejo Europeo en torno a las 13.00 horas y compareció ante los medios, en torno a las 14.30, junto al presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, y al presidente de la Comisión, Durao Barroso. La Casa Blanca sólo aceptó dos preguntas pese a haber más de 300 periodistas en el atestado salón del Justus Lipsius.

El espionaje, en segundo plano

Se refirió sobre todo al capítulo de defensa, para exigir un reforzamiento de la OTAN. «Todo el mundo debe contribuir. Estoy preocupado por la reducción del gasto en defensa entre algunos de nuestros socios», censuró. «Es comprensible -prosiguió- que suceda cuando hay una crisis económica en algunos países, pero la situación en Ucrania nos recuerda que la libertad no es gratis y que tenemos que estar dispuestos a pagar por los activos, el personal, el entrenamiento necesarios para tener una fuerza de la OTAN creíble y disuasiva» -visitó las instalaciones por la tarde, y se reunió con el secretario general, Anders Fogh Rasmussen-.

En este sentido, alertó de que «no puede ser sólo un ejercicio de EE UU o de Reino Unido, y que todo el mundo debe participar. Eso ayudará a generar más confianza en estos países fronterizos». Se refirió, en concreto, a potenciar la presencia en los países del Este, en las naciones que un día estuvieron bajo la bandera soviética y que ahora corren el peligro de sufrir la inestabilidad que ha comenzado a extenderse por Ucrania.

Por su parte, en la cuestión energética, tendió su mano para ayudar a los estados miembros a reducir su dependencia energética de Rusia -es una de las grandes debilidades que esta crisis ha puesto sobre la mesa- pero advirtió a Europa de que debe arriesgar y tomar «decisiones difíciles como las tomamos nosotros en su día». Se refería, sobre todo, al impulso del 'fracking', la polémica técnica de lograr gas mediante fracturación hidráulica. Sea como sea, aventuró un incremento de las exportaciones de este tipo de gas a Europa, un hecho recibido con satisfacción por la diplomacia comunitaria y que se acelerará una vez se firme el Tratado de Libre Comercio que se está negociando..

En relación a Rusia, ambas partes se remitieron a las conclusiones anunciadas la noche del lunes en La Haya por el G-7 y ratificaron la hoja de ruta a seguir: prioridad al diálogo y la vía diplomática pero incremento de las sanciones en materia financiera, energética o armamentística si Moscú decide seguir adelante con su escalada. «Las sanciones no son un castigo, sólo buscan incentivar a Rusia para que recapacite», recalcó Van Rompuy. En este sentido, Barroso negó que haya una especie de competición con Washington a ver quién sanciona más.

Ya por la tarde, Barack Obama acabó su visita a Bruselas con un discurso en el Palacio de Bellas Artes. «No estamos entrando en otra Guerra Fría. Rusia terminará por comprender que no puede conseguir sus objetivos por la fuerza», remarcó.