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Washington pondrá fin al espionaje telefónico de la NSA y cederá el testigo a las operadoras

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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El día en que Barack Obama se reunía con sus aliados en La Haya para convencerles de que deben ofrecer a Rusia un frente unido, The New York Times adelantaba su decisión de dejar de recolectar masivamente los datos de las llamadas telefónicas que realizan los ciudadanos de medio mundo. Ese trabajo sucio quedará ahora en manos de las compañías telefónicas, que por ley solo tienen que guardar la información 18 meses, en lugar de los cinco años que lo hacía la Agencia Nacional de Seguridad (NSA).

El plan de Obama es más de lo que pretendía hacer el Congreso, donde ayer mismo dos legisladores demócratas tenían pensado anunciar una propuesta de ley que acabaría con la costumbre de almacenar los datos masivamente, pero exoneraba al Gobierno de obtener una orden judicial para requerírselos a las compañías telefónicas.

Es por eso que los activistas que defienden la privacidad de las telecomunicaciones celebraban ayer el anuncio que hará el presidente próximamente, mientras que los partidarios de Edward Snowden le rendían homenaje por este triunfo, que hasta el presidente le reconoció ayer tácitamente. «Reconozco que debido a esas revelaciones se está llevando a cabo un proceso para recuperar la confianza no sólo de los gobiernos sino de los ciudadanos comunes», dijo ayer el mandatario desde La Haya.

Eso no quiere decir que Obama le haya perdonado al prófugo la traición de hacer público el programa de espionaje que lleva a cabo sistemáticamente el Gobierno de EE UU. Por el contrario, insistió en que ya existían las salvaguardas para evitar «algunos de los peligros sobre los que la gente habla hipotéticamente», y que, en su opinión, han sido exagerados «de forma sensacionalista» en la prensa europea.

Pero como el clamor no amaina, y la comisión independiente que formó para revisar el caso cree que el almacenamiento masivo de la metadata puede ser ilegal, Obama ha decidido dejar esa tarea en manos de las compañías telefónicas. Sus asesores le han convencido de que la información que necesitan para sus labores antiterroristas de inteligencia suele ser reciente, por lo que el mandatario ha aceptado el trato. «En general, tengo confianza en que esto nos permitirá hacer lo que tengamos que hacer para combatir los peligros de un ataque terrorista de forma que también enfrente lo que le preocupa a la gente», concluyó.