La pérdida de Crimea mina la unidad del Gobierno de Kiev
Cae el ministro de Defensa mientras los ultranacionalistas juran que vengarán la muerte de uno de sus líderes
MOSCÚ. Actualizado: GuardarLa coalición de partidos y organizaciones que unieron sus fuerzas durante la revuelta en el Maidán contra el régimen de Víctor Yanukóvich empieza a desmoronarse. La causa principal de las desavenencias ha sido la pérdida de Crimea, en donde el Ejército ucraniano recibió órdenes contradictorias y no contó con el debido apoyo, y la muerte del coordinador del grupo radical Pravi Séktor (Sector de Derechas), Alexánder Muzichko, durante una aparente operación policial. El acercamiento de las elecciones presidenciales, convocadas para el próximo 25 de mayo, se presenta como otro de los elementos disgregadores.
El penoso espectáculo dado en Crimea por las Fuerzas Armadas ucranianas, que han sido desalojadas por el Ejército ruso de sus acuartelamientos en la península sin prácticamente resistencia, forzó ayer la dimisión del ministro de Defensa, el almirante Ígor Teniuj, que llevaba en el cargo escasas semanas. La Rada Suprema (Parlamento) aceptó la renuncia de Teniuj y el presidente en funciones, Alexánder Turchínov, le echó incluso un capote afirmando que «Rusia esperaba respuesta a su agresión, deseaba un enfrentamiento militar directo, que hubiera provocado la muerte de cientos de civiles, y así tener la excusa para invadir la Ucrania continental, pero el plan no funcionó gracias a la paciencia del Ministerio de Defensa». Teniuj fue sustituido por el coronel de guardafronteras, Mijáil Kóval.
Pero lo cierto es que, según el subjefe del Estado Mayor del Ejército ucraniano, el general Alexánder Rozmaznin, cerca del 50% de los militares que estaban destacados en Crimea se han pasado a las tropas rusas. Ucrania ha perdido además casi toda su flota y la totalidad de los cuarteles que tenía en la península, incluyendo sus arsenales.
El líder de la Alianza Democrática de Ucrania por las Reformas (UDAR), el boxeador Vitali Klichkó, uno de las figuras visibles durante las protestas en el Maidán y candidato a las presidenciales de mayo, intervino en el hemiciclo para culpar al Gobierno del «desastre» sufrido en Crimea. A juicio de Klichkó, debe ser también discutida la posibilidad de reemplazar a Turchínov, contra quien ayer no progresó una moción de censura.
Mucho más crítica y contundente fue la intervención del diputado Anatoli Gritsenko, exministro de Defensa, que tachó al Gobierno de «falta de profesionalidad» y de haber demostrado «verdadera desidia» a la hora de evitar la pérdida de Crimea.
Un criminal de guerra
El otro frente de discordia abierto ayer ha sido la extraña muerte de Muzichko, un radical cuya ferocidad ha quedado demostrada a través de diversos episodios recogidos por vídeos que las televisiones rusas muestran sin cesar para argumentar las acusaciones de «connivencia con el fascismo» que Moscú lanza repetidamente contra las nuevos dirigentes ucranianos.
Según el Ministerio del Interior ucraniano, el coordinador de Pravi Séktor murió en un tiroteo en la noche del lunes cuando fuerzas especiales de la Policía trataron de detenerle en la localidad de Rovno, en el oeste del país. Contra Muzichko había sido extendida una orden búsqueda y captura por «crímenes de guerra» en Chechenia.
Sus compañeros de partido sostienen que fue detenido mientras se encontraba «tranquilamente» en un café de Rovno. Fue esposado y llevado a un lugar desconocido, en donde, según el líder de Pravi Séktor, Dmitri Yárosh, recibió un tiro a bocajarro en el corazón. Este grupo ultraderechista, que organizó el servicio de orden del Maidán, ha anunciado que vengará su muerte. Ha exigido además la dimisión del ministro de Interior, Arsén Avákov, y la detención de los agentes de la unidad Sókol que tomaron parte en la operación para reducir a Muzichko.