El mejor legado fue el diálogo
González, Aznar y Zapatero comparten la idea de recobrar la política de la Transición
MADRID. Actualizado: GuardarVeinticuatro horas después de compartir la capilla ardiente de Adolfo Suárez, los tres expresidentes vivos coincidieron en que su mejor legado fue el diálogo como forma de hacer política. Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero reivindicaron esa herencia de su antecesor y aunque el popular no quiso extrapolarlo a la situación actual, los socialistas señalaron que esa debe ser la vía para desatascar el debate en Cataluña.
La reedición de los consensos de la Transición fraguados a costa de interminables jornadas de diálogo y negociación son el mejor homenaje que se puede rendir al primer presidente de la democracia tras su fallecimiento, a juicio de tres de sus sucesores. González sostuvo que «el espíritu» que debería impregnar el quehacer de los líderes políticos debería ser «dialogar para saber qué cosas hay que cambiar». Y si se pudo hacer, añadió, durante el tránsito de la dictadura a la democracia se tiene que poder hacer ahora y no solo «en la coyuntura dramática» de la muerte de Suárez.
El primer presidente de Gobierno socialista apuntó en Antena 3 que la reforma de la Constitución puede ser el mejor laboratorio para recuperar ese diálogo que hoy es casi inexistente entre las fuerzas políticas. En la misma línea su sucesor abogó por no «no jugar con las claves» que permitieron asentar el régimen democrática, una de las cuales fue el entendimiento entre los partidos. Aznar, de todos modos, no vio tan factible la reforma constitucional por la que abogan los socialistas, pero aunque «haya cosas que no se puedan actualizar o reformar» es imprescindible «conservar» ese ambiente de diálogo, del que Suárez fue un decidido impulsor. Atribuyó en la cadena Cope el olvido del clima pactista de la Transición a que «los españoles somos poco constantes y tendemos históricamente a cansarnos de las cosas», pero este es un momento «muy bueno» para recordar que las cosas se pueden hacer desde el entendimiento.
Zapatero se preguntó en la misma emisora que si la capilla ardiente del expresidente fue un «buen ejemplo de unidad» por qué ese mismo espíritu no es aplicable a otros ámbitos, «por qué no se toma ejemplo de Suárez». España, prosiguió, necesita ahora «diálogo y mucho acuerdo» porque existe una tendencia a «cargar demasiado de pasión, de crítica muy acerada» el debate político cuando lo que se necesita es «mejorar el tono, el clima, recuperar los afectos» entre diferentes.
El predecesor de Mariano Rajoy puso el acento en la situación de Cataluña y reclamó «bajar el tono» que hace «difícil» la búsqueda de acuerdos que, a su juicio, aún son posibles, además de «necesarios». El debate soberanista, subrayó, requiere «reformas democráticas», en primer lugar la de la Constitución.
Zapatero volvió a recordar el clima de concordia que reinó entre él, Aznar y Zapatero en torno al féretro del antecesor de los tres cuando sus relaciones son casi inexistentes. En esa armonía, dijo, «pudo influir el espíritu de Adolfo Suárez».