Amy Tan, durante la presentación de su novela. :: IGNACIO GIL
Sociedad

«Disfrazada de dominatrix soy una persona distinta»

Tras siete años de silencio la escritora indaga en su pasado inspirada por el descubrimiento de que su abuela fue una cortesana Amy Tan Escritora

MADRID. Actualizado: Guardar
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Su primera novela, 'El club de la buena estrella', se mantuvo 77 semanas en la lista de los más vendidos de The New York Times y, cinco novelas más tarde, se consolidó como una de las más grandes escritoras en la exploración de la identidad femenina en la ficción. Ahora la escritora norteamericana de origen chino Amy Tan rompe su silencio de siete años con 'El valle del asombro' (Planeta).

Inspirada por su reciente descubrimiento de que su abuela, una señora de la que le dijeron que era una tímida y silenciosa ama de casa, fue una cortesana, indagó en su pasado para narrar una historia basada en la vida de estas mujeres en la China de principios del siglo XX.

-¿Por qué después del éxito ha dejado pasar tantos años de silencio literario?

-La verdad es que he estado inmersa en dos grandes proyectos. Uno ha sido construir una casa para mis años futuros y el otro escribir el libreto para una ópera, 'The Bonesetter's Daughter' ('La hija del curandero', basada en su novela homónima). Pero a la par estaba escribiendo otro libro, postergado por la escritura de 'El valle del asombro', para el que recorrí las montañas de la parte más pobre de China. De hecho escribí un reportaje sobre ello para National Geographic. Un viaje gracias al cual descubrí el sitio donde imaginé la aldea del Estanque de la Luna -lugar que sale en la novela que ahora presenta-.

-'El valle del asombro' nace por unas fotos que le pusieron tras la pista de un pasado desconocido, el de su abuela como cortesana. ¿Qué le habían contado de ella y qué ha descubierto al indagar sobre su vida?

-De mi abuela me contaron que era una señora tradicional, hogareña, silenciosa y tímida, que estaba siempre triste. Que se había casado ocupando el lugar de primera esposa y que después enviudó. Violada a los 36 años, se casó de nuevo, aunque esta vez se convirtió en la cuarta esposa de su nuevo marido. Lo último que sabía era que acabó suicidándose ingiriendo opio. Pero lo que he ido descubriendo no cuadra con ese relato. Ella fue una persona con un carácter muy fuerte y unas ideas muy firmes. En su primer matrimonio fue la segunda esposa, por lo tanto era una concubina. Además se casó a los 24 años, muy tarde para la época, pero acorde con el supuesto de que fue una cortesana. Tampoco el episodio de la violación, según me lo contaron, parece tener coherencia.

-¿Y cómo fueron aquellas cortesanas?

-Ellas existieron entre los siglos XVIII al XX. Al principio simplemente se dedicaban a entretener y no había sexo, pero eso fue cambiando poco a poco. Eso sí, se llegaba al sexo después de un cortejo y las cortesanas tenían la capacidad de escoger. Las más inteligentes elegían a los hombres con posibilidades. Las menos, a los guapos. Como la vida misma.

-En esta nueva novela una vez más indaga en las relaciones materno-filiales y en el desarraigo familiar, el abandono. ¿Tiene en parte que ver todo esto con su experiencia adolescente?

-Muchas veces, cuando te sientas a escribir, no sabes de dónde vienen todos estos sentimientos que estás plasmando en el libro. Pero es verdad que yo en el pasado sentí una separación muy fuerte, tras pelearme con mis padres, que provocó un cambio en mí y en mi entorno: por un lado sentí que perdía la protección y por otro tenía ganas de emprender una nueva vida.

-La protagonista de 'El valle del asombro', Violet, comienza siendo una niña con problemas de adaptación por ser mestiza. ¿Es un modo de ahondar en su adolescencia?

-Efectivamente en Violet hay mucho de cómo me sentía yo, pero también del sentimiento que me inculcó mi madre de orgullo, de no bajar la mirada, de mantener el respeto. Todo esto era algo muy importante para ella y me lo inculcó a mí. También el aprendizaje del peligro que entraña mezclar la popularidad y la identidad, porque entonces cuando pierdes la primera lo pierdes todo.

-Con lo importante que son los recuerdos y a usted una enfermedad le hizo perderlos por un tiempo.

-Sí. Quizás por eso para mí es aún más importante tener el recuerdo de todo lo que he vivido, porque lo que no recuerdo es como si hubiera muerto. Tengo que recordar para no olvidar y sigo teniendo miedo de olvidar lo importante. Cuando no tienes memoria todo se vuelve muy confuso, quizás por eso aún reviso todo lo que escribo, es un modo de conectarlo a mis recuerdos.

Occidente y China

-¿Es tan insalvable la distancia entre la cultura china y la occidental?

-Se pueden tender puentes entre ambas culturas basados en la amistad, no en la identificación exacta porque hay enormes diferencias. China es un país que tiende a recordar el pasado y este está presente en el día a día. En cambio para los estadounidenses, el pasado está, viven en el presente. Desde el punto de vista occidental cometemos el error de pensar que como China ha crecido económicamente y ahora lo podemos ver como un país moderno se han occidentalizado, pero ellos solo han adoptado esa modernidad.

¿Cómo es cuando canta junto a sus compañeros Stephen King o Matt Groening con su grupo 'Rock Bottom Remainders'?

-[Risas]. La verdad es que nos lo pasamos genial entre amigos. Somos un grupo compuesto por mucha gente, unos más conocidos que otros, aunque quizás los más famosos son los que ha nombrado. En mi caso, como soy una cantante horrorosa, despliego mi vertiente más cómica. Disfrazada de dominatrix me convierto en una persona totalmente distinta. Creo que esto tiene un poco que ver con lo que hacía mi abuela, al final ella también se ponía la ropa de cortesana e interpretaba un papel.

-Matt Groening les convirtió a usted y a Stephen King en personajes de Los Simpsons.

-Sí, de hecho alguna gente piensa que es mi mayor logro en la vida.