Putin triunfa también en China
El pragmatismo y la fuerza económica se imponen al compromiso retórico de Pekín con la «no interferencia en asuntos domésticos»
SHANGHÁI. Actualizado: Guardar«China tiene como principio básico la no interferencia en asuntos domésticos de otros países». Los diferentes portavoces de su Ministerio de Asuntos Exteriores han respondido siempre con esta frase cuando se les ha preguntado por la postura de su país en la crisis que enfrenta a Rusia y Ucrania por la soberanía de Crimea. «Deseamos que este asunto sea adecuadamente gestionado y resuelto cuanto antes mediante el diálogo político, garantizando que las preocupaciones razonables y los derechos legítimos de todas las partes serán respetados», indicó el martes, en un alarde de la tradicional vaguedad china, el portavoz Hong Lei. «Hacemos un llamamiento a las partes para que muestren moderación», concluyó.
Sin duda, China se siente muy cómoda paseando por terreno de nadie, entre dos aguas, tratando de no violentar a posibles socios comerciales. Su diplomacia, dicen, es económica. No política. Aseguran los líderes comunistas que China vela por la estabilidad mundial y la prosperidad de todos. Pero en el caso de Crimea es evidente que han tomado partido y que se han puesto del lado del poderoso. Claro que no lo han dicho ellos. El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, habló por teléfono con su homónimo ruso, Serguéi Lavrov, poco después de que Hong Lei declarase la imparcialidad de China. Según el comunicado publicado tras la conversación por la parte rusa, ambos países «coinciden en la mayoría de los detalles que afectan a esta crisis».
Razones de peso económico
La agencia de noticias oficial de China, Xinhua, confirmó esta sintonía con la retórica habitual en uno de esos artículos de opinión que sirven para conocer lo que realmente piensan los líderes de la segunda potencia mundial: «Es hora de que Occidente abandone una mentalidad propia de la Guerra Fría. Debe dejar de excluir a Rusia de una crisis política en la que no ha sabido mediar, y respetar su derecho a delinear el futuro de Ucrania. El Kremlin no es una pieza que se pueda obviar en este puzle», apostilló. Por si no quedase claro, uno de sus periodistas, Lu Yu, consideró que la posición de Rusia es «comprensible, porque ha de proteger sus intereses y los de quienes hablan ruso en Ucrania».
Las razones del apoyo que China brinda a Rusia son de peso. Peso económico, claro. El gigantesco vecino es uno de los grandes aliados comerciales del país, e inagotable fuente de los recursos energéticos y minerales que el Gran Dragón necesita para continuar creciendo a la velocidad actual. Rusia, además, es un 'amigo' político en la esfera internacional, mientras que la Ucrania de Kiev se muestra claramente proeuropea. Y, lógicamente, los estándares democráticos o de respeto de los derechos humanos traen sin cuidado a los gobernantes de Pekín. Lo que triunfa siempre en China es el pragmatismo. Y, en esta ocasión, lleva el apellido de Putin.
Otro gigante asiático, India, censuró las «medidas unilaterales» contra Moscú por su actuación en Crimea, provengan de EE UU o de cualquier otro país, informaron fuentes del Gobierno de Manmohan Singh. Delhi rechaza las acciones contra la integridad de los países, pero en este caso pesan más los importantes acuerdos con la industria militar rusa.