El Cabrón de Arcos
Actualizado: GuardarA la misma hora que Paloma Gómez Borrero desgranaba el anecdotario de los últimos santos padres de la Ciudad del Vaticano, Antonio Garrigues Walker -un liberal a la antigua usanza, como pudiera serlo en Cádiz el nunca bien ponderado Enrique García-Agulló- daba una amable y optimista charla en la Casa de Iberoamérica. El octogenario abogado opina que España es un país puntero en Europa, una nación seria con la que se puede contar. Los EE UU nos miran con agrado, como mira la Universidad de Masachusetts a Javier Fornell, escritor, medievalista y doctorando gaditano, contratado como su representante en España. Fornell ha prosificado en novelas de piratería, sangre y crueldad la vida, obra y milagros del corsario gaditano Pedro Hernández Cabrón, construyendo así un compendio fantástico: la salmodia de Pedro Caper.
El día después de San José, es decir, mañana jueves, Javier Fornell estará a las 20.00 horas en el bello reino que fuera taifa de Arcos de la Frontera -que Pepa Caro denominara 'ciudad de los poetas'- para presentar su segunda novela, titulada 'Lanza y Oro' (Ediciones Mayi, 2013), en la capilla de la Misericordia, junto a la calle Palma. Como si encabezara una razzia -espadón en ristre, regalando mandobles a cambio de cimitarras en nombre de la cruz y el pantocrator- el dignísimo heredero de Jesús Maeso de la Torre, desembarcará en Arcos coincidiendo con el 750º aniversario de la anexión de la ciudad a la corona de Castilla, acaecida en 1264, cuando el rey Alfonso X la tomó y cedió al Infante Don Enrique.
Física e intelectualmente encontramos poco de Cabrón en su bonachón ideológo in love aunque sí en el resto de los que nos vestimos de rojo y gualda cuando los veranos calientan mundiales. El inmisericorde Cabrón, regidor de la ciudad de Cádiz, fue nombrado capitán de la Mar por los Reyes Católicos. Muchos capitanes de la mar ha dado esta piel de toro en la que 400 años después de su muerte se aprobaría una Constitución que aún hoy pervive en el corazón de los españoles de ambos hemisferios, un texto mágico que mezcló derecho y catolicismo en un alambique liberal, y que nos prometía la felicidad como fin. Fue la carta magna que, aun siendo derogada, ha sobrevivido moralmente a traiciones, modificaciones y reformas de todo tipo y autor. España se ha definido en cientos de días de San José como lo que es, un país que parte a Cabrones, exporta Fornelles y, muy de vez en cuando, pergeña Garrigues. Un país que, como Cabrón en Arcos, ama a su padre.
@montieldearnaiz