Voluntad artesana
Los talleres ven menguar la producción y centran gran parte de su actividad en la formación para conservar las tradiciones Las cofradías asumen cada vez más los arreglos de pasos e imágenes
CÁDIZ. Actualizado: GuardarCada vez son más las manos anónimas que se esconden tras los estrenos que lucen las imágenes en las salidas procesionales. La difícil situación económica y el encarecimiento de los materiales han agudizado el ingenio y la creatividad de los propios hermanos que se brindan a asumir arreglos y pequeñas restauraciones. Encargos que antes se hacían a talleres profesionales y que ahora son más difíciles de costear. El descenso de los ingresos y la subida del IVA han tenido como consecuencia una caída importante en su producción y ahora orientan su experiencia y habilidad a la formación de otros.
«Las cosas no son fáciles y a las hermandades les cuesta cada vez más plantear novedades», explica Soledad Díaz, que regenta junto a Ramón Fernández el Taller San José. La bordadora, con una amplia experiencia en este ámbito, destaca la importancia de «mantener viva la tradición» y la formación de otros es una buena opción para ello.
«En Cádiz se sigue apostando por el taller de bordado en oro, con clases que se dan tanto en El Bidón como en el Palillero». Ahora cuenta con quince alumnos, alguno de ellos hermanos de cofradías, que aprenden los secretos de este arte para luego hacerse cargo de algunos trabajos. «No suelen ser los de gran envergadura, pero sí asumen muchas labores», señala.
Soledad no oculta la satisfacción por el interés que muestran en sus clases y destaca el talento de muchos de ellos. «Tengo alumnas que bordan fajines para dolorosas que luego regalan o entregan por compromisos con una u otra hermandad», asegura. Conocido es ya el taller que Sanidad puso en marcha hace un par de año bajo la supervisión del artesano Alberto Florido. La cofradía habilitó un espacio en el local del Campo del Sur para que el equipo de bordadores trabaje lo mejor posible.
Otro ejemplo es el de Oración en el Huerto, que ha cumplido cinco años centrado en la carpintería y la talla. Varios miembros de la junta de Gobierno han sido los encargados de sacar adelante trabajos menores que contribuyen a la ornamentación del nuevo paso, que se entregó a tiempo para la Magna de 2012. «Fue uno de los últimos encargos que hicimos y quedó muy sencillo, por eso ahora estamos avanzando en la ornamentación que podemos asumir en el taller», explica Fernando Reina, el vicehermano mayor. En estos últimos meses se ha trabajado en la talla secundaria añadiendo ángeles que son parte de la imaginería de las esquinas. Asegura que «con las dificultades económicas que pasamos todos no se pueden dar tantos encargos a la calle».
Para orientarlos han contado con la mano providencial de un tallista que prefiere mantenerse en el anonimato. «Ha sido una bendición -admite Reina- porque supervisa y aporta su experiencia a las obras que salen del taller». Las últimas se acaban de mandar a Sevilla para el estucado. El vicehermano mayor insiste en que desde que comenzó la crisis «las hermandades hemos tenido que centrarnos más en la obra social que en otros asuntos».