Las celebraciones por el resultado de la consulta en Crimea continuaron ayer entre los partidarios de la secesión en la ciudad portuaria de Sebastopol. :: VÍKTOR DRACHEV / AFP
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Rusia se apresura a engullir Crimea

SIMFERÓPOL. Actualizado: Guardar
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Moscú quiere culminar sin pérdida de tiempo el proceso para la anexión de Crimea o su conversión en protectorado propio. Hoy mismo se reúne la Duma (Cámara baja del Parlamento ruso) en una sesión en la que intervendrá el jefe del Kremlin, Vladímir Putin. Su presidente, Serguéi Narishkin, dijo que la independencia de la península «será reconocida» y se procederá a la «firma de un acuerdo interestatal». Los detalles los explicará Putin en el hemiciclo, pero ya ayer firmó el decreto que reconoce a Crimea como estado soberano. La petición de incorporación a Rusia «la abordaremos con rapidez y responsabilidad», afirmó Narishkin, convencido de que «la mayor parte de Ucrania contemplará nuestra decisión con respeto y comprensión».

Tras el referéndum del domingo -en el que el 96,77% de los participantes se pronunciaron a favor de la incorporación a Rusia-, el Parlamento local aprobó una resolución ratificando la declaración de independencia aprobada la semana pasada y pidiendo oficialmente a Rusia que actúe en consecuencia. En el texto del documento aprobado por los diputados se solicita a Moscú que la península «sea aceptada en el seno de Rusia en calidad de nueva entidad». Una delegación del legislativo de Crimea estará presente hoy en Moscú.

Al mismo tiempo, el Ministerio de Exteriores ruso instó a Kiev en un comunicado a «avanzar hacia el federalismo». La nota subraya las diferencias existentes entre las distintas regiones de Ucrania y llama al respeto de los derechos de todos sus ciudadanos, incluido el de utilizar una u otra lengua para comunicarse. Exteriores sugiere la aprobación de una nueva Constitución «federalista», que debería ser sometida a referéndum y abrir después la vía a unos nuevos comicios legislativos.

«No hemos creado nosotros la actual situación en Ucrania, sino que es el resultado de una profunda crisis del estado que ha llevado a la polarización de la sociedad y a una escalada del conflicto entre varias partes del país», mantiene el comunicado. Narishkin tocó ayer también el tema calificando de «profunda división» lo que, según él, sucede actualmente en Ucrania.

La ofensiva diplomática del Kremlin incluye además un llamamiento a Estados Unidos y la Unión Europea para constituir un «grupo de apoyo multilateral» a fin de lograr que Ucrania «reconozca y respete el derecho de autodeterminación de Crimea». Todo posible acercamiento entre Moscú y Kiev para superar la crisis y recomponer sus maltrechas relaciones está supeditado, según el plan, a la aceptación por parte de las autoridades de Ucrania y la comunidad internacional del hecho consumado de la secesión de la península. Rusia insiste en su propuesta a Washington y Bruselas en que el Gobierno kievita debe «distanciarse de los ultranacionalistas».

El presidente ucraniano en funciones, Alexánder Turchínov, manifestó ayer que su país «nunca aceptará la anexión de Crimea a Rusia». En un mensaje televisado, advirtió de que «estamos dispuestos a conversar, pero nunca nos reconciliaremos con la anexión de nuestro territorio». Según Turchínov, «los dirigentes rusos sueñan con reconstruir el imperio. Tienen pánico del ejemplo de Ucrania, donde el pueblo venció a un régimen totalitario. El Kremlin tiene miedo a la Ucrania democrática, europea y próspera que estamos construyendo». «Ese es el verdadero motivo de la agresión», concluyó.

Desaparición de la grivna

Kiev llamó ayer a consultas a su embajador en Moscú, Vladímir Yelchenko, después de que se anunciara la sesión de la Duma de hoy y la intervención en ella de Putin. El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, también rechazó el referéndum de Crimea y manifestó que «Rusia y las autoridades de la autonomía no entienden todavía en qué crisis se han metido». Por su parte, la Rada Suprema, el Parlamento ucraniano, dio el visto bueno a la movilización parcial de la tropas ordenada por Turchínov. Éste, no obstante, llamó a evitar acciones desestabilizadoras que otorguen más pretextos a Rusia para intervenir y pidió unidad.

El líder de los tártaros de Crimea, Refat Chubárov, calificó de «farsa» el referéndum y afirmó que «en otras condiciones, sin ocupación militar, hubiera arrojado un resultado completamente diferente». En la declaración aprobada por los diputados de Crimea se pide a la ONU el reconocimiento de la península como un nuevo estado «independiente y soberano». La Asamblea peninsular decidió además que el rublo sea la nueva moneda de Crimea, que circulará junto con la grivna en la etapa actual.

La moneda ucraniana desaparecerá definitivamente de la península el 1 de enero de 2016. Desde el próximo 30 de marzo, en Crimea estará vigente la misma franja horaria que en Moscú (tres horas más que en España). El enclave se rige ahora por el horario ucraniano (una hora más que en España). Desde ayer, todos los bienes del estado ucraniano en Crimea han sido nacionalizados.