Merkel se muestra «muy impresionada» con el plan de reformas de Renzi
ROMA. Actualizado: Guardar«No vemos ninguna diferencia entre nosotros», sentenció ayer Angela Merkel en la rueda de prensa con Matteo Renzi, cuando uno se puede tirar horas enumerándolas. Merkel se refería a sus planteamientos básicos de rigor en las cuentas y respeto de los objetivos europeos y, contra todo pronóstico, Renzi le convenció de que se parecen a los suyos. «Estoy muy impresionada por los cambios estructurales que propone Italia», dijo nada más empezar. El primer ministro italiano ha logrado hacerse pasar en Berlín por un nuevo Tony Blair.
Renzi le regaló una camiseta de la Fiorentina, el club de su ciudad, con el nombre de la estrella alemana Gómez y se equivocó al abrocharse los botones. También hizo su primera broma a los 30 segundos de tomar la palabra, pero fueron los únicos momentos informales. Por lo demás, muy formal. La prensa alemana le esperaba con críticas a lo vago de su paquete de reformas, a sus medidas de crecimiento que requieren gasto en vez de contenerlo y a sus probables intenciones ocultas de rebasar el límite del 3% del déficit. Pero Merkel salió encantada de la entrevista y le dio su bendición, que es a lo que iba Renzi.
Tras la cordial reunión del sábado en París con François Hollande, que era más previsible, regresa a casa con un reconfortante apoyo europeo, que sus críticos no daban por descontado. Es más, esperaban un varapalo que le pusiera los pies en el suelo y derrumbara su cuento de la lechera. Pero lo de ayer es un chute de gasolina para el turbo de Renzi.
Los primeros ministros italianos suelen peregrinar a Berlín como los malos escolares que van al despacho de la directora. Merkel, en nueve años, ha visto pasar a seis -Prodi, Berlusconi dos veces, Monti, Letta y ahora Renzi- y no suele ser amigable, sólo cortés. Renzi le interesa, quizá porque es lo primero realmente distinto que ha visto en estos años.