Las cifras, cifras son
Actualizado: GuardarUn breve repaso a ciertas cifras, números e índices de naturaleza macroeconómicas nos permiten visualizar cómo se ha configurado nuestro presente desde el pasado más o menos inmediato, amén de permitirnos proyectar el futuro. El número de afiliados a la Seguridad Social ha pasado de 19,2 millones en 2007 a 16,2 en 2013. Esto ha provocado el déficit del sistema de pensiones de los últimos años, que ha exigido disponer de 18.000 millones de euros entre los años 2012 y 2013. La previsión para el año en curso se estima en 11.000 millones. El ratio cotizantes/pensionistas se encontraba al finalizar el año pasado en 1,96. La previsión estimada para 2052 es que por cada persona en edad de trabajar habrá otra inactiva, menor de 16 años y mayor de 67 años. Después de 69 meses ininterrumpidos de destrucción de empleo, que nos ha llevado al abismo en lo económico y social, con 6 millones de desempleados (26%), parece que sí se ha producido un cierto cambio de tendencia. Pero si analizamos los datos, la tónica dominante sigue siendo de extrema preocupación. El incremento de altas en la Seguridad Social viene básicamente del colectivo de autónomos, con un crecimiento interanual de 45.000 efectivos, relegando el incremento en el Régimen General a 17.000 personas. Sí relacionamos el incremento con los sectores económicos donde se han materializados, observamos que en el sector industrial, no sólo no ha habido incremento alguno, sino que las cifras siguen siendo negativas.
La coyuntura económica ha traspasado el punto de inflexión que parecía imposible de sortear. Las reformas emprendidas en 2012 fueron necesarias, pero manifiestamente insuficientes. Por ello no debe extrañar que el Banco de España, el Consejo Empresarial de la Competitividad, el FMI, la OCDE y la UE coincidan en ir mucho más allá de las reformas habidas hasta ahora. Sin entrar en detalles de la reforma tributaria, que desde la perspectiva del empleo propone menor tributación directa de las rentas del trabajo, lo que deberá ser compensado con mayor fiscalidad en ciertos impuestos indirectos, poco o nada consistente se ha hecho en relación con la reforma de las administraciones y su drástica disminución, para que los ajustes relacionados con el déficit público y la deuda pública, sean susceptibles de llevarlos a buen puerto, no sólo recaudando más, sino todo lo contrario, gastando menos.
Nuestro gran desequilibrio es el atinente al mercado de trabajo, que lastra todo los demás. Cuando estábamos en el punto álgido del ciclo, a mediados de 2007, seguíamos superando los 2 millones de desempleados. Los desequilibrios del mercado de trabajo son auténticamente estructurales y no meramente coyunturales. Pero en el corto plazo, sólo la devaluación interna nos permitirá salir del infierno. Por eso las recomendaciones del FMI son realistas, no nos dejemos engañar por los 'politicuchos' que para desgracia de todos padecemos.