Una mujer escribe un mensaje de apoyo en un mural colocado en Kuala Lumpur. :: REUTERS
MUNDO

Malasia escruta ahora a todos los pasajeros

Los pilotos están en el punto de mira de la investigación, mientras la búsqueda del aparato se extiende ya por Asia Central

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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La confirmación de que alguien a bordo del Boeing 777-200ER de Malaysia Airlines desvió deliberadamente el rumbo de la aeronave y apagó todos sus sistemas de comunicación y de localización ha provocado una frenética búsqueda de información sobre las 239 personas que volaban a bordo. Y el conocimiento de que la última señal emitida por el avión se dio siete horas y media después del despegue, a las 8.11 de la mañana del pasado día 8, ha disparado entre los allegados de los pasajeros la esperanza de que el Boeing haya aterrizado en algún lugar de Asia Central, hacia donde se cree que pudo ir, y de que sus familiares estén sanos y salvos.

No obstante, Malasia sigue sin dar muchas pistas sobre la investigación criminal en marcha y las teorías que baraja. La Policía registró ayer la vivienda del capitán Zaharie Ahmad Shah, de 53 años, y requisó el simulador de vuelo que allí tenía instalado con la esperanza de que la información de los vuelos virtuales que hacía en él pueda dar alguna pista sobre lo sucedido a bordo del vuelo MH370. Porque no se descartan ni el secuestro a manos de alguien con la capacidad para pilotar el Boeing ni el suicidio del piloto o del copiloto. Esta segunda hipótesis cobró ayer fuerza por la información que publicó el diario 'The New York Times': el comandante aseguró al control de tráfico aéreo que todo iba bien a bordo después de que uno de los sistemas de comunicaciones fuese desconectado.

No obstante, compañeros de Shah han salido en su defensa después de que se haya publicado la conexión política del piloto con un partido de la oposición malasia. «Eso no tiene nada que ver. Es un hombre muy atento, protector y un piloto muy dedicado, en absoluto es un terrorista», describió Peter Chong, diputado del Partido para la Justicia del Pueblo. Por su parte, los allegados del copiloto Fariq Abdul Hamid, que ha estado en la diana de todas las críticas desde que se publicaron fotografías en las que se le veía con mujeres en la cabina del avión, han afirmado que era un joven responsable y religioso que estaba planeando casarse.

«Poco profesional»

En cualquier caso, la hipótesis del terrorismo tampoco se descarta. Y menos desde que se ha sabido, a través de una información publicada por el diario británico 'The Telegraph', que un miembro de Al-Qaida informó de un plan urdido por cuatro o cinco hombres para hacerse con el control de un avión malasio gracias a una bomba escondida en un zapato con la que podrían abrir la puerta de la cabina. El terrorista convicto proporcionó la información durante la sesión de un juicio celebrado hace diez días, y analistas de Seguridad británicos la consideran creíble, por lo que ya está siendo investigada.

Aparte de la compleja investigación criminal, la búsqueda del Boeing que lleva ya nueve días desaparecido se expandió al norte hacia Asia Central y al sur hacia la mitad meridional del Océano Índico siguiendo las dos rutas que pudo haber tomado el avión. Según el comunicado emitido ayer por el Ministerio de Defensa de Malasia, se otorga la misma importancia a ambos corredores aéreos. No obstante, la búsqueda en el agua se antoja especialmente complicada, ya que hay zonas muy alejadas de la costa que están consideradas como las más remotas del planeta, donde ni siquiera existe cobertura de radar. «Estamos peinando once países y buscando en aguas de gran profundidad», afirmó el Gobierno malasio.

Pero para China no es suficiente. El tono de las críticas hacia la gestión de la crisis por parte de Malasia aumentó ayer con un artículo de opinión de la agencia de noticias oficial, Xinhua, en el que se calificaba de «intolerable» que el país asiático no haya compartido información vital para la búsqueda «de forma mucho más rápida». Xinhua también arremetió contra Boeing y Estados Unidos «que deberían haber hecho su trabajo mejor», y la televisión china calificó a la Marina india de «poco profesional». Sin duda, la agencia china no tuvo en cuenta la opacidad del propio Gobierno de Pekín siempre que se ha encontrado con alguna calamidad.